El director del servicio secreto de escuchas británico GCHQ, Jeremy Fleming, insistió en un discurso en Washington (EE.UU.) en que Rusia supone un riesgo “real” y “activo” e instó al resto de países a combatir la “descarada intención” del Gobierno de Vladimir Putin de “socavar” la legalidad internacional.
La portavoz del ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova, calificó por su parte de flagrante “desinformación” la aseveración británica de que Rusia rehúsa cooperar en la investigación y señaló que Londres se ha negado desde el principio a compartir datos sobre el caso.
Los dos países se enfrentaron además ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde la embajadora británica, Karen Pierce, acusó a Rusia de comportarse de forma “temeraria” y su colega ruso, Vasili Nebenzia, dijo que el Reino Unido busca desatar una “histeria antirrusa”.
El Gobierno británico de la primera ministra Theresa May obtuvo el jueves el apoyo de Estados Unidos, Francia, Alemania y Canadá, que suscribieron su tesis de que “casi con certeza” Putin está detrás del ataque con Novichok.
Serguéi Skripal, antiguo agente del servicio secreto ruso GRU, y su hija Yulia fueron envenenados con este agente nervioso fabricado por el Estado ruso en los años '80 el pasado 4 de marzo en el pueblo inglés de Salisbury, un ataque que Londres achacó al Kremlin.
Padre e hija se contaminaron al tocar la manilla de la puerta de su domicilio, si bien finalmente se recuperaron tras varias semanas hospitalizados, al igual que un agente de la policía que intervino en el caso.
Posteriormente, el 30 de junio, Charlie Rowley y Dawn Sturgess, una pareja británica, se intoxicaron accidentalmente en la cercana población de Amesbury con la misma sustancia, contenida en un frasco de perfume hallado en un contenedor, lo que causó la muerte de la mujer el 8 de julio.
El miércoles, las autoridades británicas dijeron que habían identificado a los dos sospechosos del envenenamiento de los Skripal como los agentes del Servicio de Inteligencia Militar de Rusia (GRU) Alexander Petrov y Ruslán Boshírov, aunque aclararon que posiblemente sean nombres falsos.
La Policía facilitó detalles minuciosos sobre los movimientos de los dos individuos tras su llegada al Reino Unido el 2 de marzo -dos días antes del ataque en Salisbury- y su vuelta a Moscú el mismo día del envenenamiento, mientras que Theresa May declaró en la Cámara de los Comunes que “casi seguro” la operación fue aprobada “al más alto nivel del Estado ruso”.
Mientras prosigue la investigación de los hechos, el periódico estadounidense The New York Times reveló hoy detalles de la presunta identidad de Serguéi Skripal, del que dijo, citando a fuentes de las fuerzas de seguridad españolas, que trabajó con los servicios secretos de España para combatir el crimen organizado ruso.
Según el diario, Skripal, excoronel del espionaje militar ruso o GRU, fue agregado militar de Rusia en Madrid a mediados de los '90 y, tras asentarse en el Reino Unido en 2010, volvió a España en varias ocasiones para verse con funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Por su parte, el británico The Times revela, a través de fuentes policiales, que la cantidad de Novichok que supuestamente trajeron los dos sospechosos para atacar a Skripal podía matar a 4.000 personas.
Las autoridades británicas empezaron hoy las labores de descontaminación de la vivienda del ex espía ruso, después de que anteriormente ya examinaran otros puntos sensibles en la tranquila localidad de Salisbury, que permanece conmocionada por el crimen cometido en sus calles.