La gran mayoría de los 2.000 sirios que, según datos oficiales, llegaron en los últimos años a Brasil huyendo de la guerra ha acabado dedicándose a la venta callejera de comida, una de las pocas salidas profesionales a su alcance por la barrera que supone el idioma portugués.
Los puestos ambulantes de comida árabe, en los que se pueden comprar kibbes o esfihas, se han multiplicado en los últimos meses por las calles de grandes ciudades como Sao Paulo y Río de Janeiro, donde este tipo de culinaria ya es muy popular debido a la influencia de los inmigrantes libaneses.
El refugiado Mohamed Ali Abd El Moatty Kenawy lleva tres meses esperando por una licencia de vendedor ambulante en Río de Janeiro y, mientras aguarda por la respuesta de la Alcaldía, se instaló a vender la comida árabe que él mismo prepara en una discreta esquina del barrio de Copacabana.
Él eligió un punto algo escondido y alejado de la playa de Copacabana, la más turística de Río, para no llamar la atención de los guardias municipales, que ya han confiscado la comida de algunos de sus compañeros.
“Nos dicen: venid a Brasil, que es fácil conseguir visado, y después no podemos trabajar porque no nos dan licencia”, dijo Abd El Moatty Kenawy a Efe.
Según este refugiado, otros 20 sirios están en su misma situación a la espera de un permiso municipal, pero, para conseguirlo, tienen que seguir los mismos requisitos que los brasileños y aguardar una lista de espera que se puede alargar varios años en los barrios turísticos de Río, los que tienen una mayor demanda.
Hasta ahora la Alcaldía de Río ha concedido autorizaciones de venta ambulante a tres refugiados sirios, en una decisión del alcalde, Eduardo Paes, que se solidarizó así con ellos después de que funcionarios municipales les requisaron sus mercancías y el caso se dio a conocer en las redes sociales.
La ONG católica Cáritas, que colabora con los refugiados, ha contactado a la Alcaldía carioca para preguntar cómo se pueden extender estos permisos al resto de los sirios.
Según el portavoz de Cáritas en Río de Janeiro, Diogo Félix, la Alcaldía informó que “en los últimos cinco años nadie consiguió una licencia” de vendedor ambulante en los barrios turísticos de la zona sur de Río, que es precisamente la principal puerta de entrada de los sirios en la ciudad.
Desde 2014 han buscado refugio en Río de Janeiro 188 sirios, según datos de Cáritas, y la mayoría de ellos se dedica a la venta ambulante de comida, aunque unos pocos han logrado empleo en restaurantes y otros tres van a comenzar a dar clases de árabe este mes en el marco de un proyecto que impulsa la ONG.