Rusia celebra cada 9 de mayo el Día de la Victoria, que conmemora la capitulación de la Alemania nazi en 1945. “Las lecciones de la guerra nos obligan a seguir en alerta y las fuerzas armadas rusas son capaces de repeler cualquier agresión” , dijo Putin, que presidió el tradicional desfile militar en la Plaza Roja de Moscú.
“La situación actual nos obliga a aumentar nuestra capacidad defensiva pero para combatir de manera eficaz el terrorismo, el extremismo, el neonazismo y otras amenazas hay que consolidar la comunidad internacional”, añadió.
Rusia está “abierta a cualquier tipo de cooperación”, insistió Putin, y aseguró que Moscú “siempre estará del lado de las fuerzas de paz y de los que eligen el camino de la cooperación de igual a igual”.
Durante la Segunda Guerra mundial la entonces Unión Soviética perdió 27 millones de personas. La victoria de 1945 se ha convertido desde entonces en uno de los mitos fundadores del patriotismo ruso.
“Esta monstruosa tragedia no se pudo evitar en primer lugar porque la ideología criminal de superioridad racial fue tolerada a causa de la desunión de los grandes países”, dijo Putin, recordando que “no había ni hay ninguna fuerza que pueda conquistar nuestro pueblo” .
“Nunca olvidaremos que la libertad de Europa y la paz tan esperada en el planeta se ganaron gracias a nuestros padres, a nuestros abuelos y a nuestros tatarabuelos”, añadió.
El desfile militar del Día de la Victoria también sirve para demostrar la potencial militar ruso, al que el gobierno destina sumas importantes.