WASHINGTON. Las operaciones de los agentes del Servicio de Inmigración (ICE), la agencia federal especializada en deportaciones, tuvieron como blanco los hogares de inmigrantes clandestinos en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Austin y otras ciudades.
“Los objetivos de estas operaciones no difieren de los arrestos selectivos y de rutina hechos diariamente por los equipos de búsqueda de fugitivos”, dijo a la AFP la portavoz del ICE, Jennifer Elzea.
Según The Washington Post, la cantidad de arrestos suman ya varios centenares.
En Los Ángeles, el director local del ICE, David Marin, indicó a los periodistas que 160 personas fueron detenidas, de las cuales el 75% registraba pesadas condenas.
Otras que no tenían antecedentes penales fueron detenidas en la misma redada, dijo. El viernes a la noche, 37 clandestinos ya habían sido expulsados hacia México.
En un decreto firmado el 25 de enero, el presidente Donald Trump priorizó la expulsión de los inmigrantes sin papeles con antecedentes penales o acusados de delitos.
“Los artículos (de prensa) que evocan controles carreteros u operaciones al azar son falsos, y eso es peligroso e irresponsable”, denunció Marin, según Los Ángeles Times, subrayando que sus servicios realizan regularmente este tipo de operaciones selectivas, como lo hicieron en julio de 2016 y agosto de 2015”.
Los arrestos, que se llevaron a cabo en residencias y lugares de trabajo, provocaron la movilización de legisladores en las regiones involucradas, en particular en California y en Los Ángeles, donde el centro de investigación Pew estima que viven un millón de sin papeles.
Se estima que la población clandestina de Estados Unidos es de 11 millones de personas.
“El cambio de política del presidente Trump traiciona nuestros valores”, protestó la senadora de California Dianne Feinstein.
Las mismas operaciones se llevaron a cabo en Austin, Texas, donde viven 100.000 sin papeles. El video de la detención en medio de la calle de un hombre que estaba manejando su auto apareció en la portada de los medios locales y generó manifestaciones.
El representante demócrata local del Congreso Joaquín Castro confirmó el lanzamiento de arrestos coordinados en el sur y centro de Texas, en el marco de una operativo denominado “Operation Cross Check”.
“Le pedí a las autoridades que aclaren si estos individuos son efectivamente una amenaza peligrosa y violenta para nuestras ciudades y que no están aquí para simplemente (...) aportar su contribución a nuestro Estado”, señaló.
En Nueva York, ciudad que alberga la mayor cantidad de clandestinos (1,15 millones según Pew), cientos de personas manifestaron cerca de las oficinas de los servicios de inmigración.
La administración Obama llevó a cabo al menos seis operaciones similares, bautizadas “Cross Check”. Una de ellas, que duró cinco días en marzo 2015, condujo al arresto de más de 2.000 clandestinos considerados como “amenazas al orden público”.
Para evitar problemas a las familias establecidas que están en el país sin otra infracción que la de estar en situación irregular, Obama priorizó la expulsión de los sin papeles condenados por crímenes graves o por cometer delitos reiterados.
El decreto de Trump va más lejos y no distingue entre crimen y delito, y alcanza a todos por igual.
Un ejemplo de esta política más intransigente es la expulsión el jueves de la mexicana Guadalupe García de Rayos, de 35 años. Esta madre de familia fue condenada hace varios años por usar documentos falsos y declarada expulsable, aunque hasta ahora se había beneficiado de la indulgencia de las autoridades. Ella fue detenida luego de una convocatoria de rutina ante los servicios de inmigración en Phoenix.