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SAN JOSÉ. “Costa Rica es un país maravilloso, y queremos no solo preservar su gran democracia, su paz, su respeto al medio ambiente, y a los derechos humanos, sino proyectar a Costa Rica hacia el futuro”, dijo el presidente que asumirá en mayo para un período de cuatro años.
Aunque la campaña de Alvarado Quesada se vio afectada por los casos de corrupción y fracasos económicos del gobierno de Luis Guillermo Solís –en que ocupó las carteras de Trabajo y de Desarrollo Social– logró aglutinar a sectores progresistas del país que reaccionaron a promesas ultraconservadoras de su rival, el predicador evangélico Fabricio Alvarado.
En su primer discurso tras conocerse los resultados oficiales, Alvarado Quesada dijo que trabajaría por reducir el déficit fiscal y la pobreza y pondría énfasis en descarbonizar la economía para combatir el cambio climático. Sin embargo, para impulsar su agenda deberá entenderse con una fragmentada Asamblea Legislativa, donde su partido es la tercera fuerza política.
La UE, “brexit” y Colombia
A finales de 2016, Carlos Alvarado Quesada intuyó que el éxito de movimientos como los que sacaron al Reino Unido de la Unión Europea, o los que boicotearon los acuerdos de paz en Colombia, eran síntoma de un cambio político global que acabaría por llegar a su país, la pacífica Costa Rica.
En ese momento todavía era ministro de Trabajo del gobierno del centroizquierdista Luis Guillermo Solís, al que, como su jefe de comunicaciones, ayudó a llegar al poder en 2014 para romper con cuatro décadas de bipartidismo.
“Después de ver lo que pasó en Reino Unido con el 'Brexit', lo que pasó en Colombia con el referéndum de paz, ver algunas grandes democracias occidentales con riesgos populistas o fundamentalistas, y que mi partido no estaba renovando su liderazgo, decidí involucrarme”, dijo el ahora presidente.
Casado con Claudia Dobles, y con un hijo pequeño, este periodista y politólogo de clase media se convirtió ayer, a sus 38 años, en el presidente más joven de Costa Rica y entra al selecto club de líderes que llegaron al poder antes de los 40 años, como el francés Emmanuel Macron y la neozelandesa Jacinda Ardern.
Su carácter reservado y flemático fue utilizado por sus rivales para dudar de su capacidad en la toma de decisiones, mientras que sus amigos ven en su hablar sosegado y sus maneras conciliatorias una ventaja para alguien que cree en la negociación y el diálogo para la toma de decisiones.
Sus aliados destacan su preparación y compromiso político, que pulió durante varios años como asesor de comunicación del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC) en la Asamblea Legislativa y en el sector privado, trabajando para la estadounidense Procter & Gamble.
Sin embargo, sus críticos le reprochan el reciclar promesas que el gobierno de Solís no pudo cumplir, como atajar el creciente déficit fiscal, generar empleos, frenar la delincuencia récord o eliminar la pobreza extrema, área de la que estuvo directamente encargado como ministro.
Matrimonio gay
El candidato oficialista fue de los pocos aspirantes que respaldaron el matrimonio igualitario pese a que siete de cada 10 costarricenses lo rechazan y recordó a su contrincante que un país sin ejército como Costa Rica depende de la legalidad internacional para defender sus intereses. “Creo que es un reflejo de lo que está pasando en la región y en el mundo”, dijo el político sobre la inédita polarización que generó el tema de la religión en la campaña.
Durante la campaña presidencial, Alvarado Quesada buscó hacer valer su detallado programa electoral frente a las vagas propuestas de su contrincante, repitiendo que el plan de gobierno es el “contrato” con los ciudadanos. Aunque la curiosidad política del mediano de tres hermanos surgió en la adolescencia explorando las librerías de segunda mano en un viaje familiar a Cuba, su primera pasión fue la creación artística.