Trump, en una decisión hostil para cientos de miles de inmigrantes llegados ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños, derogó el martes un decreto de su predecesor Barack Obama que permitía aplazar las deportaciones de estos hoy jóvenes, conocidos como “dreamers” (soñadores).
Al revocar el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA en inglés), por el cual unas 800.000 personas obtuvieron desde 2012 un estatus legal temporal, el presidente cumplió una promesa de campaña de tolerancia cero hacia los inmigrantes ilegales.
Pero al mismo tiempo, quiso mostrar compasión por estos “dreamers”, muchos de los cuales sólo reconocen como país a Estados Unidos y no fueron alfabetizados en su lengua materna, al abrir un periodo de gracia de seis meses para que el Congreso pueda dar una solución legal duradera.
“Todos aquellos (DACA) que están inquietos por su situación durante el período de 6 meses, no tienen nada de qué preocuparse”, tuiteó Trump el jueves.
El DACA expirará el 5 de marzo de 2018 y Trump quiere una solución legislativa antes de esa fecha. “Es tarea del Congreso legislar”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
Algunos republicanos ven una oportunidad para tomar medidas definitivas y humanas. “Esto puede ser lo que necesitamos en el Congreso para lograr que actuemos juntos”, dijo el senador Lindsey Graham.
Graham y el senador demócrata Dick Durbin presentaron en julio un proyecto de ley bipartista “Dream Act”, que permitiría a los inmigrantes que crecieron en Estados Unidos obtener residencia legal permanente y, finalmente, la ciudadanía. Una encuesta del periódico Politico mostró que 76% de los estadounidenses respalda la regularización de los “dreamers”.
El “Dream Act” es una prioridad para los demócratas. Y, según la jefa de la bancada de ese partido en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, Trump apoya esa ley. “La firmaría”, dijo.
Cientos de universidades, junto a grandes empresas desde Facebook hasta Microsoft, han estado presionando para legalizar a los “dreamers”.
Doris Meissner, directora del Programa de Política de Inmigración de Estados Unidos del centro de investigación Migration Policy Institute, destacó que el debate actual es muy diferente al de años atrás, cuando el Congreso de mayoría republicana bloqueó el “Dream Act , llevando a Obama a instaurar el DACA. “Hay un nivel de compromiso de la comunidad empresarial que no he visto antes en otro tema de inmigración”, dijo a AFP.
Si el Congreso llegara a votar un “Dream Act”, parece probable que Trump lo apruebe, dado el apoyo de los demócratas de la oposición y los moderados republicanos.
“El Congreso tiene seis meses. Debería llevarle seis horas hacerlo”, dijo a CBS el gobernador republicano de Ohio, John Kasich, candidato presidencial en 2016.
Pero los líderes republicanos se han negado hasta ahora a poner el tema migratorio en la agenda, por temor a represalias de la facción conservadora del partido.
El reto es saber qué tendrían que insertar los republicanos en la norma para que lograr aprobarla en los próximos meses. Para Trump, una prioridad podría ser la financiación de su proyecto de construir un muro en la frontera con México. Lo reiteró el miércoles. “Me gustaría ver algo en lo que tengamos una buena seguridad fronteriza”, dijo.
Los republicanos antiinmigración tienen un arsenal de propuestas, incluyendo la restricción de visas para trabajadores extranjeros, según ellos, para proteger los empleos estadounidenses.
Una propuesta del senador conservador Tom Cotton, respaldada por Trump, reduciría a la mitad el número de “green cards”, o permisos de residencia permanente, de un millón a 500.000 al año, eliminando categorías de visas, como la de reunificación familiar, y poniendo fin a la lotería anual de visados.
El presidente de la Cámara, Paul Ryan, quien lucha por mantener la unidad en la turbulenta interna republicana, dijo que favorece legalizar a los “dreamers” .
“Queremos asegurarnos de que solucionemos el tema para estos jóvenes y abordamos la raíz del problema, así no lo volvemos a tener dentro de 10 años”, declaró el miércoles. Este debate tendrá lugar en los próximos meses.
Los demócratas, que tienen poder de bloqueo en el Senado, podrían utilizar otro plazo límite para presionar a los republicanos: el 8 de diciembre, fecha en la cual el Congreso debe elevar nuevamente el techo de la deuda y financiar al gobierno federal.