El jefe de la Policía Nacional en Manila, el superintendente Guillermo Eleazar, señaló en declaraciones a medios locales que se están desplegando más policías en las calles y que se intensificará la recopilación de información de los servicios de inteligencia.
Las nuevas medidas permiten a los comisarios de las estaciones de policía instalar nuevos puntos de control en los diferentes distritos de la capital, donde viven 15 millones de personas.
El jefe de la policía manileña señaló que los informes de inteligencia no apuntan a una “amenaza inminente” por terrorismo en la capital filipina, pero sí advirtió de que la ciudad debe estar preparada para esa posibilidad. “Por eso hemos actualizado el estado de alerta, sólo para que sea más fácil responder”, explicó Eleazar.
La Policía también instó a la ciudadanía a estar atenta e informar a las autoridades si ven cualquier cosa sospechosa para poder “mantener la paz y el orden”.
El atentado ocurrió el martes por la mañana en un puesto de control militar en Lamitan, capital de la isla de Basilan, cuando un hombre hizo explotar una bomba en la furgoneta que él mismo conducía. El Estado Islámico (EI) asumió la autoría del atentado a través de una declaración divulgada en su agencia de noticias, Amaq, aunque el Ejército filipino lo consideró ayer un acto de “propaganda terrorista”.
Sin embargo, las autoridades no descartan la posibilidad de que el grupo Abu Sayyaf, una organización terrorista filipina que ha jurado lealtad al EI, sea responsable del ataque. El Ejército ha extremado las medidas de seguridad en el sur del país, sobre todo en Basilan, bastión desde hace décadas de Abu Sayyaf desde su fundación en 1991 por un puñado de excombatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética.