Los habitantes de un barrio muy poblado de esta ciudad del norte de Alemania, que tiene una población total de alrededor 500.000 personas, fueron evacuados de sus casas en el marco de esta operación anunciada hace tiempo.
Por la tarde, los desactivadores de minas empezaron a desenterrar obuses y bombas sepultados que no explotaron durante la guerra para neutralizarlos.
De los cinco artefactos que las autoridades creían haber detectado en la zona, dos no eran más que un montón de chatarra, indicaron los servicios de socorro locales. Los otras tres eran bombas británicas, dos de 250 kilos y una de 500 kilos.
Dos fueron neutralizados manualmente y otro con un aparato especial llevado allí a propósito, según los servicios de socorro. La operación podría prolongarse hasta la noche.
Para tener ocupados a los habitantes del barrio durante el intervalo, el ayuntamiento programó actividades deportivas, culturales y de ocio, desde visitas a museos hasta proyecciones de películas.
Se instalaron refugios provisionales con camas para los habitantes y se distribuyó sopa, aunque a ellos no acudió demasiada gente, pues la mayoría prefirió pasar el día al aire libre y aprovechar el sol, según medios alemanes. Asociaciones vinculadas con iglesias locales participaron en el reparto de alimentación y bebidas.
Las clínicas y las residencias de la tercera edad también fueron evacuadas, y se desvió parte del tráfico ferroviario. Los obuses fueron identificados mediante fotografías aéreas en un lugar donde próximamente está prevista una obra.
Los desminados de bombas de la Segunda Guerra Mundial son habituales en Alemania. Solo ha habido una operación que supuso una mayor evacuación de población: en Augsburgo, en Baviera, al sur del país, 54.000 personas tuvieron que salir de sus casas en diciembre del año pasado.