El veredicto podría darse a conocer el miércoles en este juicio único en la historia judicial danesa por la escena del crimen -un submarino- y la personalidad de sus protagonistas: un inventor reputado y autodidacta en su país, creador de cohetes y sumergibles, y una joven periodista de 30 años que iba a entrevistarle.
La acusación del fiscal, Jakob Buch-Jepsen, y el alegato de la abogada de la defensa, Betina Hald Engmark, quien defiende la tesis de un accidente, echan el cierre a 11 días de audiencias extenuantes en que se han descubierto las fantasías oscuras del acusado, llenas de relaciones sexuales violentas, mujeres torturadas, degolladas o decapitadas.
“Pervertido polimorfo”, presentando “un riesgo elevado” de reincidencia según los psiquiatras, “Peter Madsen pensaba llevar a cabo el crimen perfecto “haciendo desaparecer el cuerpo descuartizado de su víctima en la bahía de Køge”, cerca de Copenhague, afirmó el fiscal. “Tenía un plan criminal ideal, como le confesó a una amiga en un mensaje de texto (...) No hay lugar a dudas” en este caso, continuó reclamando la cadena perpetua, sinónimo promedio en Dinamarca de 16 años de confinamiento.
Si bien faltan pruebas materiales irrefutables en el caso, el magistrado llamó a los miembros de la corte (un juez profesional y dos jurados) a confiar en “su sentido común”, y condenar a Peter Madsen por asesinato, abuso sexual agravado y daño a la integridad de cadáver.
El acusado, de 47 años, ha ofrecido tres versiones diferentes de los hechos desde la desaparición de Kim Wall, el 10 de agosto de 2017, y su arresto al día siguiente de su partida por el mar.
Después de afirmar que la desembarcó el día 10 en Copenhague, dijo a los investigadores que había muerto accidentalmente al golpearse la cabeza con la escotilla. Negado por la autopsia tras la exploración de la cabeza en octubre, explicó que había sucumbido a los gases tóxicos liberados durante una despresurización repentina en el habitáculo. Esta última versión es también la que ha defendido en su proceso.
La acusación se basó en la autopsia, los hallazgos técnicos en el submarino y el contenido de la computadora de Peter Madsen para reconstruir el escenario criminal.
La autopsia evidenció 14 heridas en la zona de los órganos genitales de la víctima que, según el fiscal, prueban la naturaleza sexual del crimen. Las causas de la muerte no han podido ser determinadas al 100%, pero los pulmones de Kim Wall presentan las características de una “asfixia mecánica” producida por degüello o ahogo. Los brazos de la víctima presentan también marcas que corresponden al diseño de las correas encontradas en el submarino, que sirvieron para atarla durante su tortura, siempre según la acusación.
Para Jacob Buch-Jepsen, la personalidad de Peter Madsen refrenda su crimen, recordando este lunes que, unas horas antes de los hechos, el acusado realizó en internet una búsqueda por medio de las palabras clave “mujer”, “decapitación”, “agonía”.
Una simple “coincidencia” para el acusado. La corte ha visionado videos y películas de animación encontradas en el disco duro del ordenador del acusado, en las cuales las mujeres son empaladas, ahorcadas o decapitadas.
“No es sexual. Miro esos videos para llorar y sentir emociones”, se defendió Madsen ante los jueces. En respuesta a las preguntas, el forense admitió que no se podía rechazar la muerte por intoxicación por gases de escape, teniendo en cuenta la descomposición del cuerpo de Kim Wall tras un largo periodo en el agua.
Una experta en submarinos que inspeccionó el “Nautilus” hizo ver la ausencia de huellas de hollín en los filtros de aire del sumergible, lo que debería haber sido el caso en la versión de Madsen. Pero otro experto dijo lo contrario.