La sexta edición de la Marcha por la Vida recorrió toda la avenida Brasil, una de las principales vías de la capital peruana, desde el centro de la ciudad hasta la Costa Verde, donde se había colocado un escenario para ofrecer un espectáculo musical y los discursos antiabortistas de los promotores de la marcha.
La marcha se caracterizó por los colores azul y rosa, distintivos de la plataforma “Con mis hijos no te metas”, que agrupa a colectivos sociales, en su mayoría evangelistas, que mantienen una campaña contra el enfoque de igualdad de género en la educación peruana. Durante la ceremonia de apertura se dio a conocer el “Manifiesto por la Vida, la familia y los valores del Perú”, fundamentado en el derecho de la vida.
En ese acto, una joven envuelta en la bandera peruana simbolizó el deseo de “un Perú soberano y libre donde la mayor parte de la población quiere vivir en paz respetando el primer derecho de todos, el derecho inalienable a la vida, empezando por los más indefensos”. Los participantes en la manifestación portaron pancartas con lemas como “déjalo vivir”, “vida sí, aborto no” y “Dios instituyó la familia y ningún hombre no debe cambiarla”, entre otros lemas.
Horas antes de la movilización, el cardenal peruano y arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, principal promotor de la Marcha por la Vida, aseguró en su programa radial de los sábados que esta concentración es “ una celebración de la vida”, y exhortó a los defensores del aborto a quitarse su vida si no están a favor de esta.
“Si no estás de acuerdo con la vida, suprime la tuya”, exhortó Cipriani para argumentar que, a su criterio, los abortistas no pueden decidir por la vida de un niño o niña por nacer. El cardenal aseguró que no se trata de una cuestión política sino existencial y reiteró su postura incluso en los casos donde el embarazo es fruto de una violación, porque opinó que “matar a la criatura no es una solución”.
El sacerdote Luis Gaspar, director ejecutivo de la Marcha por la Vida, afirmó que la manifestación “fue al principio ignorada por los enemigos de la vida”.
“Ahora solo les queda tratar de deslegitimarnos, pero no podrán. Los enemigos de la vida nos odian pero no nos vamos a dejar atemorizar”, agregó. A la movilización también se sumó la Conferencia Episcopal Peruana de la mano de su presidente, el arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos, quien en un comunicado señaló que “la sociedad que no es capaz de defender la vida humana naciente se va a la ruina”.
La Marcha por la Vida de 2018 se realizó después de que el año pasado tuviese que ser suspendida por las inundaciones acontecidas en el norte del país a causa de las lluvias torrenciales del fenómeno climatológico de El Niño Costero.
En Perú solo se acepta el aborto terapéutico en caso de que el embarazo ponga en peligro la vida de la madre, y el parlamento archivó en 2014 un proyecto de ley que proponía la aprobación del aborto en caso de violación.