“Ha llegado la hora de que la ONU reconozca a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y acepte a su representante en esta organización” sin demoras, afirmó Pence en una reunión del Consejo de Seguridad sobre la crisis humanitaria en Venezuela, solicitada por Washington.
El vicepresidente dijo que “Venezuela es un Estado fracasado” y que “Nicolás Maduro debe irse”, ya que de lo contrario “el caos y el sufrimiento se extenderán por la región”.
Pence miró al embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada, y se dirigió directamente a él: “Con todo respeto, señor embajador, usted no debería estar aquí”, le dijo.
“Usted debería regresar a Venezuela y decirle a Maduro que llegó su hora, que llegó la hora de que se vaya”, agregó, mientras Moncada sonreía con sorna y negaba con la cabeza.
Pence anunció luego a periodistas que Estados Unidos presentará un proyecto de resolución ante los 193 países de la Asamblea General de la ONU -donde no existe el veto- para que Guaidó sea reconocido como presidente interino venezolano.
Aunque Washington seguirá presionando por una transición pacífica en el país sudamericano, “todas las opciones están sobre la mesa”, insistió Pence.
La Organización de Estados Americanos (OEA) reconoció al representante propuesto por Guaidó, Gustavo Tarre.
Guaidó, líder del parlamento venezolano que se autoproclamó presidente interino de Venezuela el 23 de enero, es reconocido por Estados Unidos y más de 50 países.
Maduro, en tanto, se aferra al poder con el apoyo de las fuerzas armadas, de China y de Rusia, que envió el mes pasado tropas a Caracas.
Estados Unidos “de manera artificial ha creado una crisis” en Venezuela “con el objetivo de destituir a un líder legítimo y reemplazarlo con su títere”, denunció el embajador de Rusia ante la ONU, Vassily Nebenzia.
“¿No han aprendido nada de la historia? ¿No han entendido que Venezuela es una ficha de geopolítica” de Estados Unidos “para mantener su hegemonía en la región"?, preguntó a los países vecinos de Venezuela.
La ONU estima que siete millones de venezolanos -un cuarto de la población- precisan ayuda humanitaria.
Venezuela atraviesa la peor crisis de su historia moderna, con una hiperinflación prevista en 10.000.000% este año y una escasez de alimentos y medicamentos que ha provocado la migración de más de 2,7 millones de personas desde 2015, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), sobre un total de 3,4 millones radicados en el exterior.
“El problema humanitario en Venezuela es muy real”, dijo al Consejo Mark Lowcock, jefe de ayuda de la ONU, que urgió a despolitizar el tema y a aumentar la asistencia internacional al país.
El Consejo de Seguridad no ha podido hasta ahora ponerse de acuerdo sobre Venezuela.
El 28 de febrero, Rusia y China vetaron un proyecto de resolución estadounidense que urgía a celebrar elecciones “justas” en Venezuela, pero una contrapropuesta de Moscú también naufragó al no cosechar los votos necesarios.
Las votaciones dejaron en evidencia la división entre las potencias mundiales en la ONU sobre qué camino seguir en Venezuela.
Gran parte de Venezuela quedó otra vez a oscuras desde el martes de noche, en la víspera de una nueva protesta convocada por Guaidó para pedir la salida de Maduro.
Maduro, que niega la existencia de una crisis humanitaria en su país, se reunió el martes con Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, y anunció en su cuenta de Twitter que alcanzaron “acuerdos productivos” que permitirán “brindar una mejor atención a nuestro pueblo”.
Guaidó convocó este miércoles una nueva protesta nacional en Venezuela bajo el lema “No nos acostumbraremos”, como parte de su “operación libertad” con la que busca sacar del poder a Maduro, instalar un gobierno de transición y llamar a nuevas elecciones.
Estados Unidos sigue entre tanto estrechando el cerco diplomático y endureciendo las sanciones contra Maduro y sus allegados.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, emprenderá esta semana una gira para cimentar la presión contra Maduro que le llevará del 11 al 15 de abril a Chile, Paraguay, Perú y concluirá en la localidad colombiana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela.