“Quiero dejar de manifiesto que se va a cancelar la actual reforma educativa y va a ser sustituida por otra”, clamó López Obrador ante la mirada de Peña Nieto, impulsor de dicha enmienda constitucional, en una conferencia de prensa que ambos celebraron en Palacio Nacional, sede del Ejecutivo mexicano.
Teniendo a sus espaldas a los miembros de sus respectivos gabinetes (ministros y futuros ministros), los dos políticos dieron por iniciado “formalmente”, el periodo de transición, que culminará el 1 de diciembre cuando el líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tome posesión.
Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), abrió el turno de palabra resaltando la “apertura” y “disposición” de su gobierno por facilitar la información a su sucesor y que así pueda “iniciar su gestión de manera exitosa”.
De la misma forma, López Obrador, quien en un gesto insólito definió a su futuro gabinete ministerial incluso antes de que iniciara la campaña, destacó el clima de “cooperación” para la transición: “Estamos muy satisfechos y agradecemos al presidente (...) por este gesto institucional de respeto y colaboración”.
Los puntos de vista discrepantes salieron a relucir durante el turno de preguntas de la prensa, dado que buena parte de las cuestiones estuvieron centradas en el futuro de la reforma educativa, que implementó medidas como la evaluación de los maestros.
López Obrador, cuyo equipo ayer anunció que abrirá una consulta popular para definir los próximos pasos en materia educativa, dijo que en su momento se dará a conocer “un plan distinto”, que tenga en cuenta el punto de vista de maestros y padres de familia. “Mientras esto no suceda, vamos a acatar lo que está establecido en las leyes y vamos a respetar el mandato constitucional”, aseveró el izquierdista.
Ante este planteamiento, el presidente reconoció que ambos tienen una “óptica diferente”, pero que predominará el “respeto entre las dos administraciones”.
“Como nosotros defendimos un modelo que impulsamos, de igual forma habremos de ser absolutamente respetuosos de lo que en el futuro se defina”, dijo Peña Nieto, quien en su momento enfrentó protestas de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), facción disidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que encabezaba Gordillo.
El mandatario agregó que “será el próximo gobierno y el Congreso el que haga ajustes a lo que hoy tenemos en el marco legislativo”.
Frente a la tibia defensa de Peña Nieto de una norma que anteriormente ha presumido como uno de los grandes logros de su sexenio (2012-2018), López Obrador argumentó que la reforma “se puede mejorar mucho”, para conseguir, además de la mejora de la educación, “que haya equidad”.
“Tenemos que convencer, no vencer. Ninguna reforma educativa se puede hacer sobre los maestros”, sostuvo López Obrador, quien en varias ocasiones ha referido que la reforma, más que educativa, es laboral y perjudica a los docentes.
Ambos gobiernos, el entrante y el saliente, “buscamos que los jóvenes tengan acceso a la educación gratuita, laica y de calidad. En ese tema no hay disputa”, zanjó el actual mandatario.
Durante la conferencia, los políticos también hablaron sobre el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), cuyas obras comenzaron durante el gobierno de Peña Nieto.
López Obrador llegó a manifestar que cancelaría las obras, aunque durante la campaña moderó su propuesta y actualmente apoya convocar una consulta para que los ciudadanos decidan si continúa la construcción o si el proyecto se detiene, con lo que el aeropuerto actual seguiría operando junto con la base aérea militar de Santa Lucía. “Somos muy respetuosos del mecanismo que el presidente electo ha definido”, mencionó Peña Nieto, quien recordó que en 2015, cuando comenzaron las obras, ya dijo que sería un proyecto “transexenal”, y que no podría acabarse en el actual mandato.