La madre del niño, Pearl Sinthia Fernández (34 años), fue sentenciada a cadena perpetua por su participación en la muerte del pequeño, llamado Gabriel. En su sentencia, el juez de la Corte Superior de Los Ángeles, George Lomeli, describió las acciones de Fernández y su novio Isauro Aguirre (37), “nada menos que malvadas”.
La pareja fue arrestada en 2013 luego de que paramédicos respondieran a una llamada de emergencia a su casa y encontraran a Gabriel inconsciente y con fracturas de cráneo y costillas, así como también balines de armas de aire en su ingle. Murió dos días después de que le fuera retirado el soporte vital.
La fiscalía reveló en el juicio del año pasado que Aguirre disfrutaba torturando al niño porque pensaba que era homosexual. Lo forzaba a comer heces de gatos y a dormir en un pequeño closet, atado y con una mordaza.
Aguirre fue hallado culpable por homicidio en primer grado en diciembre y el jurado recomendó que fuera sentenciado a muerte. La madre, que participó en el abuso, se declaró culpable de homicidio en primer grado como parte de un acuerdo con la fiscalía a cambio de la cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El caso generó una profunda reforma en el sistema de bienestar infantil en Los Ángeles y provocó que se presentaran cargos penales sin precedentes contra varios trabajadores sociales que dejaron a Gabriel bajo el cuidado de su madre a pesar de numerosas investigaciones por acusaciones de abuso