Paralelismos entre la tragedia de los Andes y los 33 mineros

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El paralelismo entre los dos casos de supervivencia más notorios en la América Latina de los últimos 50 años, la tragedia aérea de los Andes de 1972 y el prolongado encierro bajo tierra de un grupo de mineros en Chile, tiene desde hoy una fecha para el almanaque: el 13 de octubre.Esta fecha unirá para siempre a los 16 uruguayos que sobrevivieron a un accidente de aviación en las cumbres andinas, a 3.500 metros de altura, y a los 32 mineros chilenos y un boliviano que quedaron atrapados en las entrañas de la tierra, a 700 metros de profundidad, y se salvaron de la muerte.

Fue el 13 de octubre de 1972 el día en que un avión fletado por un grupo de estudiantes y jugadores de un equipo de rugby de Montevideo para viajar a Chile a jugar un partido se estrelló en la cordillera de los Andes con 45 personas a bordo.

El avión, perteneciente a la Fuerza Aérea uruguaya, cayó en el glaciar Las Lágrimas, situado a unos 3.500 metros de altura en la cuenca del río Atuel, un inhóspito paraje de difícil acceso, en territorio chileno cercano a la frontera con Argentina.

Treinta y ocho años después, también en Chile, hoy está por concluir con éxito el salvamento de los 33 operarios de la mina de cobre San José, en el norte de Chile, que han permanecido 70 días bajo tierra a causa de un derrumbe.

A los de las alturas andinas y a los de las profundidades minerales se les llegó a dar por muertos y en ambos casos el espíritu de grupo fue determinante para su supervivencia.

Aunque hay diferencias importantes, como la ausencia de muertes en el caso del grupo chileno, el paralelismo se hizo evidente desde que el pasado 22 de agosto, gracias a la prospección de una sonda, llegó a la superficie un mensaje escrito por los mineros en una hoja de papel blanco: "Estamos bien en el refugio los 33".

Entonces habían transcurrido más de 20 días desde el derrumbe y el pesimismo cundía en el exterior de la mina.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, que desde el principio se comprometió a hacer todo lo humanamente posible por los  "33 de Atacama", puso a los mineros como un ejemplo de unidad, coraje y perseverancia.

"Al igual que las víctimas del terremoto y de los que trabajan en la reconstrucción, (los mineros) demuestran que cuando Chile se une en la adversidad somos capaces de grandes cosas", sostuvo.

El rescate, incluyendo desde la salud y el bienestar de los mineros hasta la perforación del conducto por el que van saliendo desde ayer a bordo de una cápsula pintada con los colores patrios de Chile, ha costado unos 22 millones de dólares, según informaron diarios locales.

La operación se ha caracterizado por un alarde tecnológico, con colaboración incluso de especialistas de la NASA, y por una notable preocupación por la salud física y mental de los atrapados.

Los medios técnicos, sin embargo, no eran los mismos en 1972.  Los uruguayos que sobrevivieron al accidente aéreo tuvieron que valerse por sí mismos e incluso llegar al extremo de tener que comer la carne de sus compañeros muertos para sobrevivir en un mundo de hielos perpetuos con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero y aludes constantes.

No fueron rescatados e incluso llegaron a escuchar por radio que se había abandonado su búsqueda.

Finalmente, como la montaña no iba a Mahoma, dos de ellos se aventuraron a buscar ayuda y la encontraron en un arriero chileno, Sergio Catalán.

De esta manera es como el 22 de diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados de todo, el mundo se enteró de que dieciséis vencieron a la muerte.

Varios de los supervivientes de los Andes, que inspiraron el libro y la película  "¡Viven!", estuvieron en contacto con los mineros chilenos, cuyo caso interesa también a la industria editorial y cinematográfica.

Al cumplirse hoy 38 años del accidente aéreo, uno de los protagonistas de  "¡Viven!", Daniel Fernández Strauch, habló para Efe de su experiencia y la de los mineros.

"El destino quiso que el rescate comenzara el 13 de octubre, una fecha que para nosotros es triste y de recuerdo de los amigos que no volvieron", indicó.

El uruguayo opinó que para los mineros no será fácil lograr el equilibrio, pero lo consideró  "fundamental"  para su futuro y en este sentido recomendó a las familias y a la sociedad que los contengan.

"Hoy son héroes nacionales y viven una gran alegría, como todos, pero es importante que la familia los contenga y que dentro de un tiempo, cuando las cosas se normalicen, la sociedad no los abandone para evitar problemas anímicos", destacó.

Cuatro de los integrantes de la Fundación Viven, José Luis Inciarte (presidente), Gustavo Zerbino, Pedro Algorta y Ramón Sabella, viajaron el pasado 4 de septiembre a Chile para llevar un mensaje de solidaridad a las familias de los mineros.

Zerbino dejó una bandera uruguaya en la mina San José como  "muestra de apoyo permanente".
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