“Voy junto con mis hermanos, el patriarca (ortodoxo) de Constantinopla, Bartolomé y el arzobispo (ortodoxo) de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo, para manifestar cercanía y solidaridad, tanto a los refugiados como a los ciudadanos de Lesbos y a todo el pueblo griego por su generosa hospitalidad”, anunció el pontífice el miércoles durante la audiencia general en la plaza de San Pedro.
Lesbos, que pasó de ser una paradisiaca isla para las vacaciones a un gigantesco centro de detención, se ha transformado debido a la llegada masiva desde Turquía de migrantes y refugiados procedentes de Siria, Afganistán, Irak, Pakistán.
La patria de Safo vive un éxodo humano de proporciones bíblicas, con miles de migrantes que viven en campamentos improvisados a la espera de ser expulsados pese a la dramática travesía vivida para acceder a esa isla de Europa.
El pontífice argentino, que quiere ser considerado el papa de los pobres y los sin voz, permanecerá unas cuatro horas en Mitilene, la capital de la isla. Será recibido por el primer ministro griego Alexis Tsipras, quien lo acompañará al centro de refugiados de Moria, en el puerto, para una oración por las víctimas de los naufragios.
La visita relámpago del papa Francisco, invitado por el patriarca Bartolomé y por el presidente griego, Prokopis Pavlopoulos, se produce en un momento en que la crisis migratoria ha abierto grietas en la unidad europea.
El papa argentino, hijo de inmigrantes italianos, es sumamente sensible al tema y desde que fue elegido en marzo del 2013 al trono de Pedro ha manifestado su solidaridad con los migrantes de todo el mundo, tanto en el 2013 en la isla italiana de Lampedusa, como este año en la Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos.
En contadas ocasiones un pontífice ha tomado posición tan firme en un debate de la sociedad europea.
La visita a Lesbos se lleva a cabo una semana después del inicio de las expulsiones de migrantes de Lesbos a Turquía, en virtud del acuerdo firmado entre la Unión Europea y el gobierno de Ankara para frenar la crisis.
La Iglesia católica condenó el acuerdo entre la UE y Turquía, y pide que se tomen medidas más de fondo para frenar guerras como la de Siria y, sobre todo, el comercio de armas.
En declaraciones a Radio Vaticano, el cardenal de Ghana, Peter Turkson, fustigó la ayuda financiera secreta que recibe el grupo yihadista Estado Islámico (EI). “Ese grupo parece poderoso, en realidad cuenta con fondos, tiene acceso a dinero, armas, etc.”, dijo.
Turkson, presidente también del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, considera que Francisco con su viaje quiere llamar la atención sobre las “causas” de la crisis migratoria: el conflicto israelo-palestino, el yihadismo, la guerra en Siria.
La organizaciones católicas que trabajan sobre el terreno, entre ellas Cáritas, el Servicio Jesuita para Refugiados y Mensajeros de la Paz, han calificado de ’inhumano’ el acuerdo migratorio entre la UE y Turquía. Según la organización jesuita, más de 150.000 refugiados y migrantes desembarcaron este año en Grecia, de los cuales más de la mitad llegaron a Lesbos, entre ellos 22.000 menores de edad no acompañados.
Los frecuentes llamados de Francisco para que los católicos de Europa reciban a los migrantes molestan a algunos sectores católicos.
Las comunidades católicas aceptan con buenos ojos los refugiados cristianos, sobre todo aquellos de Siria, pero temen la afluencia de migrantes de religión musulmana.
Francisco ha pedido que no se haga diferencia entre los migrantes por su religión o procedencia.
“Europa sobrevivió a un sinfín de invasiones a lo largo de su historia. Pero siempre fue capaz de superar y seguir adelante enriquecida por el intercambio cultural que traen consigo”, explicó el papa en un reciente encuentro con cristianos franceses.