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El papa argentino de 78 años encabezó la solemne Misa de Gallo celebrada para miles de personas en la Basílica de San Pedro, en su segunda Navidad como Sumo Pontífice.
En su homilía, Francisco, vistiendo ropas blancas, dijo que la Navidad es un tiempo para recordar que “a lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es más fuerte que las tinieblas y que la corrupción”.
“La pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia es ¿Permito a Dios que me quiera?”, señaló Francisco. “¿Tenemos el coraje de acoger con ternura las situaciones difíciles y los problemas de quien está a nuestro lado, o bien preferimos soluciones impersonales, quizás eficaces pero sin el calor del Evangelio?”, se preguntó Francisco.
“¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy!”, pareció responderse el pontífice. El jueves por la mañana el Papa impartirá la tradicional bendición de Navidad “Urbi et orbi” y dará un mensaje desde el balcón central de la plaza San Pedro ante de decenas de miles de personas.