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Francisco fue elegido en 2013 con un mandato para reformar la Curia por parte de los cardenales que le escogieron y ha dejado clara su determinación de acercar a la jerarquía de la Iglesia a sus 1.200 millones de fieles.
En unas breves declaraciones públicas previas al comienzo del encuentro, el Papa dijo que los administradores de la Iglesia deben esforzarse para lograr "una mayor armonía en el trabajo de los departamentos y oficinas, a fin de realizar una colaboración más eficaz basada en la transparencia absoluta".
Las luchas de poder y las filtraciones en el seno de la Curia, dominada por los italianos, fueron ampliamente consideradas como las principales responsables de la decisión de Benedicto XVI de renunciar hace dos años, el primer Papa en seis siglos que abandonaba su cargo. El pasado diciembre, Francisco criticó con dureza a los sacerdotes, obispos y cardenales que dirigen la Curia, asegurando que el arribismo, las intrigas y la codicia les habían infectado con "Alzheimer espiritual".
Los cardenales son los colaboradores más cercanos del Papa en Roma y en el resto del mundo y estaban en Roma para participar el sábado de una ceremonia en la que se investirá a 20 nuevos "príncipes de la Iglesia". En la reunión a puertas cerradas, conocida como un consistorio extraordinario, se presentarán informes sobre las finanzas del Vaticano y la crisis mundial generada por los casos de abusos a menores por parte de religiosos, al igual que el proyecto de Francisco de reformar la Curia.
El cardenal Wilfrid F. Napier de Durban, Sudáfrica, miembro del consejo que asesora al Papa sobre reformas económicas, dijo el miércoles a Catholic News Service que el grupo se encontró con la resistencia de algunos departamentos que antes gozaban de autonomía financiera. En noviembre, el Vaticano entregó a todos los departamentos un manual de ética y responsabilidad económica como parte del esfuerzo de Francisco para limpiar las finanzas de la Santa Sede tras una serie de escándalos.