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Lo afirmó al recibir a los participantes de la Conferencia Internacional de Música Sacra organizada por el Pontificio Consejo de la Cultura sobre “Música e Iglesia: culto y cultura a50 años de la Musicam sacram”.
El pontífice pidió a los participantes del encuentro que “sepan encarnar y traducir la palabra de Dios en cantos, sonidos, armonías que hagan vibrar los corazones, creando además un oportuno clima emotivo, que disponga a la fe y suscite la aceptación y la plena participación en el misterio celebrado”.
“Ciertamente, el encuentro con la modernidad y la introducción de las lenguas habladas en la Liturgia ha suscitado muchos problemas: de lenguaje, de formas y de géneros musicales”, observó Jorge Bergoglio.
“A veces, prevaleció cierta mediocridad, superficialidad y banalidad, en detrimento de la belleza e intensidad de las celebraciones litúrgicas. Por eso, es necesario hacer una valiosa contribución a la renovación, especialmente cualitativa de la música sacra y del canto litúrgico”, agregó.
En esta tarea, dijo, deben involucrarse “los distintos protagonistas de este ámbito: músicos, compositores, directores y coristas de ’schoale cantorum’, animadores de la liturgia”.
“Para favorecer este recorrido -explicó Francisco-, es necesario promover una adecuada formación musical, incluso en aquellos que se preparan para ser sacerdotes, en el diálogo con las corrientes musicales de nuestro tiempo, con las instancias de las diversas áreas culturales, y en actitud ecuménica”.
Para el Pontífice, se trata por lo tanto de “salvaguardar y valorar el rico y multiforme patrimonio heredado del pasado, utilizándolo con equilibro en el presente y evitando el riesgo de una visión nostálgica o ’arqueológica’” .
“ La música sacra y el canto litúrgico tienen el deber de donarnos el sentido de la gloria de Dios, de su belleza, de su santidad que nos envuelve como una nube luminosa ” , subrayó Francisco, animando a los participantes del encuentro.
Para concluir, el Papa sostuvo que la conferencia, en la que participaron expertos de varios países, “ quiso profundizar, con una óptica interdisciplinaria y ecuménica, la relación actual entre la música sacra y la cultura contemporánea, entre el repertorio musical adoptado y usado por la comunidad cristiana y las tendencias musicales imperantes”, con una mirada incluso en la “ formación estética y musical, ya sea del clero y de los religiosos como de los laicos comprometidos en la vida pastoral”.