El pasado 13 de marzo Francisco anunciaba por sorpresa la celebración de un Año Santo extraordinario, que comenzará el próximo 8 de diciembre y que concluirá el 20 de noviembre de 2016, bajo uno de los temas claves de su magisterio: La Misericordia.
En la bula en la que se convocaba este Jubileo, Francisco dejó escrito las principales características que deberá tener y entre ellas destacan dos novedades, la apertura de puertas santas en cada ciudad y el envío de los “misioneros de la Misericordia”.
“El papa Francisco, desde siempre, ha querido destacar que el Jubileo extraordinario podrá ser vivido en Roma, pero también en las diferentes diócesis”, explicó a Efe Fisichella, también presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
“Para subrayar esto -agrega el organizador designado por el papa- y por primera vez en absoluto, ha querido que en cada diócesis se produzca la apertura de una Puerta Santa, en la catedral, en un santuario, o en una iglesia elegida”.
Una manera para que quien no pueda acudir a Roma, por cualquier motivo, pueda también experimentar “el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza”, como se lee en la bula, aunque siempre “se deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación”.
Otra de las novedades de este Jubileo será la de los “Misioneros de la Misericordia”, “sacerdotes que serán enviados personalmente por el papa Francisco el Miércoles de Ceniza con una solemne celebración en la basílica de San Pedro y que deberán ser, físicamente, símbolos de la Misericordia que la Iglesia está llamada a experimentar durante este año”, explica el arzobispo.
Estos misioneros, como destaca Fisichella, también podrán ser enviados por los obispos de cada diócesis y su misión principal será “predicar y confesar”.
Y puntualiza cómo “a ellos, de hecho, el papa Francisco concederá la autoridad de absolver también los pecados reservados a la sede apostólica”.
Fisichella no quiere entrar en detalles sobre si se perdonará a las mujeres que han abortado y a quien efectuó la interrupción del embarazo, como ya había declarado él mismo a algún medio italiano.
Pero los expertos señalan que el perdón del aborto estará incluido, ya que actualmente los obispos, sin que sea necesaria la intercesión del papa, pueden autorizarlo a petición de los sacerdotes.
Pero además, los misioneros podrán perdonar delitos considerados gravísimos y cuya competencia corresponde al papa y a los organismos designados por la Santa Sede como “apostasía, herejía, cisma, profanación de la Eucaristía; atentado o violencia física sobre el papa o la ordenación de obispos”.
Fisichella recuerda que el próximo Año Santo “no es y no quiere ser el gran Jubileo del año 2000, pues 'es temático' ya que el papa no quiere recordar una fecha sino que quiere llamar a la Iglesia al tema de la misericordia”.
“El papa desea que se reflexione de verdad sobre el tema de la misericordia, sin distraerse con las complejas cuestiones organizativas, que inevitablemente están vinculadas a un evento tan importante para la Iglesia”, señala.
Para la Iglesia, considera el arzobispo italiano, “es una oportunidad importante para salir de sí misma e ir al encuentro de los hombres y mujeres y llevarles el anuncio de la esencia del Evangelio”.
A nivel organizativo, Fisichella explica cómo “inevitablemente” se espera “un gran flujo de peregrinos” a Roma, pero también que “se está trabajando para facilitar también a personas procedentes de los países más pobres que puedan realizar su peregrinaje a Roma”.