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A los militantes, que fueron ahorcados, no se les ha relacionado con el ataque talibán en la ciudad de Peshawar el martes, pero sus ejecuciones se llevaron a cabo en un momento de conmoción en la sociedad paquistaní, que presiona el Gobierno para que haga más por frenar la escalada de violencia en el país.
Tras la masacre, Pakistán levantó una moratoria de las penas de muerte, por lo que Mohamed Aqeel y Arshad Mehmud se convirtieron en los primeros prisioneros en ser ejecutados tras el cambio en la legislación.
El anuncio de sus muertes se conoció horas después de que el departamento de Derechos Humanos de Naciones Unidas pidió a Pakistán abstenerse de retomar las ejecuciones, porque no detendrán el terrorismo y alimentarán un "ciclo de venganza".
"Aqeel y Arshad fueron ahorcados en la prisión de Faislabad a las 9:00 de la tarde", dijo a Reuters una fuente del Gobierno local de la provincia de Punjab. Aqeel, al que también se le conoce como 'Doctor Usman', estuvo en prisión por dirigir un ataque contra la sede del Ejército paquistaní en 2009 en el que murieron 20 personas.
Era miembro del grupo radical Lashkar-e-Jhangvi Por su parte, Mehmud fue arrestado por intentar asesinar al expresidente Pervez Musharraf. Se espera que otros cuatro militantes, actualmente en una prisión en la ciudad de Lahore, sean ejecutados en los próximos días.
El Gobierno paquistaní suspendió las ejecuciones en 2008, aunque no de manera oficial. Hasta el viernes, sólo una persona había sido ejecutada: un soldado condenado por un tribunal militar acusado de asesinar a un compañero oficial.