Los presidentes de esos tres países, Ellen Johnson-Sirleaf, de Liberia, Ernest Bai Koroma, de Sierra Leona, y Alpha Conde, de Guinea, asistirán a la conferencia, así como el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y representantes de Unión Africana y el Banco Mundial (BM).
El objetivo es reunir los 3.200 millones de dólares necesarios para reconstruir los servicios básicos, incluidos los sistemas de salud, de estos países asolados por la enfermedad, dijo a la prensa Sunil Saigal, coordinadora de la respuesta al ébola dentro del Programa de las Naciones Unidas Para El Desarrollo (PNUD).
Dichos fondos deberán cubrir las necesidades de un “primer período de recuperación” de dos años, precisó.
“Hay que ayudar a que los africanos se vuelvan más resistentes”, dijo el enviado especial de la ONU en la lucha contra el ébola, el doctor David Nabarro. “Hay que restablecer los servicios de salud, reabrir las escuelas y ayudar a la gente a seguir adelante con su vida y su trabajo”.
Según un informe del BM publicado el miércoles, la pérdida de miembros del personal de salud a causa del ébola va a provocar en estos países un aumento de la mortalidad de las mujeres en el embarazo y el parto.
En total, 4.022 mujeres podrían morir cada año en Guinea, Liberia y Sierra Leona, solamente por la “herencia” de la epidemia.
En Liberia acaban de registrarse nuevos casos de ébola después de haberse declarado exenta de la enfermedad el pasado 9 de mayo, y sus dos vecinos siguen luchando contra la epidemia, que ha vuelto a aumentar tras un retroceso a principios de este año.
Esos tres países registran más del 99% de las víctimas mortales, que ascienden a más de 11.200, desde diciembre de 2013, 4.800 sólo en Liberia.
Aunque todo parece indicar que remite, Nabarro se niega a pronosticar el fin de la transmisión del virus: “no nos arriesgamos a predecir de forma firme una fecha para el fin de la epidemia”.