Preguntados repetidamente durante sus conferencias de prensa diarias, los portavoces del secretario general, António Guterres, y de la presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa, prefirieron no hacer ningún comentario concreto sobre el aniversario.
El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, se limitó a apuntar que Naciones Unidas recuerda constantemente a fuerzas de seguridad y gobiernos que no deben usar fuerza excesiva ante manifestaciones civiles, un llamamiento que acababa de hacer en el caso actual de Sudán.
Preguntado por los periodistas sobre si Guterres condena la represión de las protestas registradas en Pekín en 1989, Dujarric señaló que no tenía nada más que decir.
En una línea parecida, la portavoz de Espinosa, Monica Grayley, subrayó que la matanza de Tiananmen no es algo sucedido durante el mandato de la diplomática ecuatoriana e insistió en que no tiene “nada que añadir a lo dicho”.
En los últimos años, varias organizaciones de derechos humanos han acusado a la ONU de hacer la vista gorda ante supuestas violaciones de derechos en China, uno de los países con más poder en la organización.
China es miembro permanente del Consejo de Seguridad, un miembro habitual del Consejo de Derechos Humanos y un importante contribuyente financiero a Naciones Unidas.
Treinta años después, la masacre de Tiananmen sigue siendo un tabú en China, donde este martes el aniversario pasó sin ninguna referencia en la prensa oficial ni por parte del Gobierno.
El Ejecutivo chino, además, anunció una queja formal a Estados Unidos tras un comunicado del secretario de Estado, Mike Pompeo, en el que pedía la excarcelación de los activistas presos por defender los derechos humanos, coincidiendo con el aniversario.
Mientras, la vicepresidenta y alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, condenó el episodio y pidió a Pekín que asuma responsabilidades y respete a aquellos que quieran recordar la fecha.
Por su parte, la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, acusó a China de querer “ ocultar la verdad ” de lo sucedido en Tiananmen, donde las dimensiones de la barbarie militar todavía se desconocen, aunque distintas fuentes hablan de varios centenares y de hasta varios miles de muertos.