La última cifra, que corresponde al 13 de diciembre, supone un aumento de 9.000 refugiados con relación a la facilitada el pasado 8 de diciembre, según el informe de situación del Grupo de Coordinación Intersectorial de la ONU.
El incremento del número de rohinyás, concreta el documento, no se debe a “un aumento significativo del número de refugiados a través de la frontera”, sino a que a las nuevas llegadas se suma una nueva fórmula de estimación que empezaron a utilizar recientemente.
A los 655.000 rohinyás llegados a Bangladesh desde el pasado 25 de agosto se suman otros 212.500 que habían huido al país en anteriores éxodos.
En total, el número de miembros de esta minoría musulmana en campamentos “espontáneos” y preexistentes es de 789.000, mientras que otros 78.000 se encuentran con comunidades de acogida, concluye el informe.
El éxodo comenzó el pasado 25 de agosto, cuando el Ejército lanzó una campaña en respuesta a atentados de un grupo insurgente local en la que, de acuerdo con organismos de derechos humanos y testigos, ha incendiado pueblos, asesinado y cometido violaciones de los derechos humanos contra civiles provocando una crisis humanitaria.
La organización Médicos Sin Fronteras afirmó hoy que al menos 6.700 rohinyás, incluidos 730 niños menores de cinco años, han muerto en Birmania desde el pasado 25 de agosto como consecuencia de la violencia.
El Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU ha afirmado que hay indicios de “genocidio”.