Los expertos dicen que podría ser, pero el hecho de que el calentamiento global desempeñe un papel determinante en este fenómeno sigue siendo objeto de debate. He aquí por qué:
“Es una masa de aire muy frío que se encuentra normalmente a la derecha del Polo Norte y tiende a permanecer restringida en ese área por efecto de la corriente en chorro”, -un factor termodinámico que regula la circulación del aire en la atmósfera-, explica Ben Kirtman, profesor de ciencias atmosféricas de la escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami.
Normalmente, la corriente en chorro mantiene su aire frío en el Ártico, pero cuando dicha corriente se agita o se debilita, el frío puede expandirse. A veces una masa de aire ártico se desprende del vórtice polar que habitualmente rodea al Polo Norte, provocando una ola polar “y eso es lo que está pasando ahora mismo. Y si se trata de una muy grande, se puede originar una gran masa amorfa de aire frío que penetre muy hacia el sur”, indicó Kirtman a la AFP.
Según el canal meteorológico Weather Channel, el frío de estos días “podría ser el más extremo de los últimos 20 años en zonas del medio oeste y llegar a bajas temperaturas récord en algunas áreas”.
Según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés), un viento helado a -28°C podría causar congelación en apenas 30 minutos.
“No está fuera de los límites del registro histórico. Ocurre. Se sufren tormentas que son más grandes que otras tormentas. Hay una gran parte de esto que forma parte de la variabilidad natural del clima”, dijo Kirtman. La banda protectora de la atmósfera que mantiene el aire polar en el norte puede oscilar. Eso tampoco es extraño. “Siempre hay ondulaciones en la corriente en chorro”, dijo Kirtman.
La fuerza de la corriente rápida está relacionada con el contraste de temperatura entre los trópicos y los polos. Cuanto más marcada es esta diferencia, más fuerte es la corriente en chorro y, en teoría, es más probable que el aire polar permanezca en el Ártico. Sin embargo, esta corriente a veces es tan fuerte que puede volverse inestable, y esto “causa una cierta cantidad de oscilación en el chorro que puede originar estos meandros”, dijo Kirtman.
Algunas pruebas también sugieren que cuando los polos se calientan hay menos contraste con los trópicos, y eso también puede hacer que la corriente en chorro sea más oscilante, permitiendo que el aire frío descienda desde el norte. Se sabe que el Ártico se está calentando al doble del ritmo que el resto del planeta.
“Lo que la gente está empezando a preguntarse es si, en caso de que se debilite la corriente en chorro, vamos a tener cada vez más salidas fuertes del vórtice polar. Y si eso resulta ser cierto, podemos vincular los fríos más extremos al cambio climático”, añadió Kirtman. Los investigadores están examinando datos en su afán de descubrir.
“Hay algunos indicios de que lo vinculan con el cambio climático, pero quisiera enfatizar que el jurado aún está deliberando”, dijo. Los científicos están mejorando en descifrar el papel del cambio climático en ciertos eventos climáticos extremos. Hasta ahora, las señales son más claras en fenómenos como las lluvias, las sequías, las olas de calor y los incendios forestales. Pero cuando se trata de olas de frío, las respuestas no son tan claras: “Yo diría que la ciencia aún está incompleta. No tenemos pruebas en este momento”, concluyó Kirtman.