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La visita pastoral de los obispos a la Santa Sede se realiza cada cinco años. Es la ocasión que tienen para visitar los dicasterios (ministerios o congregaciones del Vaticano) para intercambiar opiniones sobre la marcha de la Iglesia.
En Paraguay, la presencia de la fe católica se remonta al momento en que los conquistadores pisaron estas tierras. Asunción incluso fue sede del obispado del Río de la Plata. La última gran decisión que el Vaticano tomó hacia nuestro país se remonta a 1929, cuando creó la Provincia eclesiástica del Paraguay, con las diócesis de Concepción, Villarrica y la Arquidiócesis de Asunción, con derecho a un arzobispo metropolitano. Con el tiempo se crearon más diócesis que hoy llegan a 12, dos vicariatos apostólicos, más una Arquidiócesis ya existente. Totalizan 15 jurisdicciones.
Pero mirando la división política del Paraguay, cuatro departamentos dependen de otras sedes. Por ejemplo, Amambay de Concepción; Caazapá de Villarrica; Canindeyú de Ciudad del Este y Ñeembucú de Misiones.
La Conferencia Episcopal Paraguaya desde hace 10 años trabaja en la reestructuración jurisdiccional. El plan es crear una diócesis por cada departamento, así como elevar a la zona de Luque en otra diócesis. Así se tendrían 20 diócesis y se establecerían además dos provincias eclesiásticas, con las que se tendrían tres Arquidiócesis: Asunción, Concepción y Encarnación o en otras sedes, pero siempre tres Arquidiócesis. Esta propuesta quedó cajoneada en el Vaticano, nadie sabe por qué no avanza.
La otra dificultad que afronta la Iglesia en Paraguay es la lentitud con que proceden para nombrar a los obispos en las sedes vacantes, que actualmente son: Carapeguá, Villarrica, Vicariato del Pilcomayo, que tiene obispo que ha renunciado, al igual que Benjamín Aceval, cuyo pastor afronta problemas de salud y de movilidad.
El papa Francisco incluso prometió dos obispos auxiliares para Asunción y aún no han sido nombrados. El Vaticano, en algunos casos, ya cuenta con las ternas de las cuales saldrán los obispos, pero lo cierto es que no llegan los anuncios de las nuevas designaciones.
Haciendo una comparación de sedes vacantes con la posibilidad de crear cinco diócesis más (Canindeyú, Ñeembucú, Amambay, Caazapá y Luque), el proyecto de reestructurar la Iglesia en Paraguay es impensable teniendo en cuenta la burocracia con que se mueve el Vaticano. Pero se agilizaría la tarea si los obispos del Paraguay y el papa Francisco se lanzan al desafío y envían la responsabilidad pastoral a los laicos, comprometiéndoles a crear la condiciones para que surjan vocaciones y las estructuras que se deben crear para albergar las sedes episcopales.
Paraguay actualmente es el único país en el continente que no ha tenido cardenal. Sin embargo, es uno de los países que tiene el mayor número católicos declarados por habitantes. Países con menor tradición católica y laica han logrado tener un cardenal, pero el Paraguay no.
Todos pensaron que con Francisco, por el aprecio a nuestro país, iba a tener en ansiado purpurado, pero a cinco años de su pontificado, ha repartido la birreta cardenalicia por todos los rincones del mundo y ni se ha acordado e interesado en dignar al país con esta distinción.
El Paraguay necesita una mejor atención porque su estructura jurisdiccional quedó en el pasado. Lograr el compromiso del Papa en atender con seriedad y prontitud a nuestro país será un gran avance; de no ser así, la visita ad límina será solo protocolar y hasta un ritual que se repite cada cinco años.