Esta ha sido la decisión del obispo de esa diócesis, Francesco Milito, hecha pública por su vicario, Giuseppe Acquaro, en un encuentro diocesano con miembros del clero en el municipio calabrés de Rizziconi (sur), según recogieron los medios locales. “La elección del obispo está dirigida a animar una profunda reflexión sobre lo ocurrido en Oppido Mamertina”, explicó Acquaro.
El anuncio, según las mismas fuentes, fue recibido por los asistentes al encuentro con un “largo aplauso”. El pasado 2 de julio, durante una procesión en la localidad de Oppido Mamertina (Calabria, sur), los costaleros inclinaron la imagen de la Virgen María a su paso por la casa del capo mafioso Peppe Mazzagatti, de 82 años, condenado a cadena perpetua por múltiples delitos y en arresto domiciliario desde 2003 por problemas de salud.
El hecho trascendió cuatro días después, cuando los medios de comunicación se hicieron eco y surgió la polémica. Por el momento, la Dirección Antimafia del distrito de Reggio Calabria, la cuna de la potente y violenta 'Ndrangheta, ha abierto una investigación sobre algunos de los 25 portadores de la escultura religiosa.
Días antes, el 21 de junio, el papa Francisco había acudido a esta meridional región italiana, en concreto al pequeño municipio de Cassano allo Jonio, donde la 'Ndrangheta asesinó a comienzos del año a Nicola Campolongo, de 3 años, supuestamente en un ajuste de cuentas. Allí, ante miles de personas, el pontífice lanzó un ferviente alegato contra la mafia -según él “la adoración del mal”- y aseguró que todos los integrantes de la criminalidad organizada “no estaban en comunión con Dios”, sino excomulgados.
En Italia, el suceso de Oppido Mamertina ha sido considerado como un reto a las palabras del pontífice argentino y se ha abierto el debate sobre si realmente la mafia está a menudo infiltrada en las celebraciones eucarísticas. Por esta razón, entre las propuestas que han aflorado en los últimos días destaca la del arzobispo de Reggio Calabria, Giuseppe Fiorini, que abogó por declarar una moratoria de diez años al uso de los padrinos en los bautismos, una práctica común en los clanes.