Laurent Fabius dijo en declaraciones a la prensa que para la apertura del evento el 30 de noviembre Francia ya recibió “80 respuestas positivas” , incluyendo la de los presidentes de Estados Unidos, Brasil, China, Sudáfrica y los primeros ministros de India y Canadá.
Francia, que presidirá la conferencia en que se espera alcanzar un acuerdo histórico para limitar el calentamiento global, invitó a los dirigentes de los Estados que participan en las negociaciones sobre el clima.
“Hemos tomado la decisión, junto a (el presidente) François Hollande, de invitar a los jefes de Estado el primer día, y no al final como ocurrió en Copenhague, porque eso tuvo dos consecuencias: los negociadores esperaron a los jefes de Estado para concretar y los jefes de Estado no resolvieron nada” , explicó Fabius.
Francia quiere por lo tanto que los responsables políticos den un impulso desde el principio de la conferencia, añadió.
Antes de esta cumbre, que debería poner fin a años de negociaciones internacionales, se celebrará una reunión interministerial entre el 8 y el 10 de noviembre en París, “para impulsarla” .
En Copenhague en 2009, en que se buscó un acuerdo mundial, 110 jefes de Estado y de gobierno llegaron para apoyar en forma urgente a los negociadores, empantanados en las discusiones. Sin embargo, su presencia en las últimas 48 horas no les permitió superar la situación.
Seis años más tarde, Francia prepara la COP21 con “el fantasma de Copenhague” planeando, por lo que intenta un método diferente, movilizando intensamente sus redes diplomáticas y comprometiendo a los líderes políticos desde antes en el proceso.
Tras cuatro rondas de conversaciones, este año en Ginebra y Bonn, bajo la égida de las Naciones Unidas, los países dieron vida el viernes pasado a un proyecto de acuerdo muy imperfecto, muy largo y que contiene opciones numerosas y a veces contradictorias.