“No quiero trasladar el problema (de Guantánamo) al siguiente presidente, sea quien sea”, afirmó Obama durante una comparecencia en la Casa Blanca acompañado de su vicepresidente, Joseph Biden, y su secretario de Defensa, Ashton Carter.
El plan presentado hoy y enviado por el Pentágono al Congreso supone el último intento de Obama para cerrar esa cárcel ubicada en Cuba y cumplir así, en los once meses que le quedan de mandato, con una promesa que arrastra desde su primera campaña electoral en 2008.
Obama reiteró los argumentos que ha venido defendiendo a favor del cierre del penal: que mantenerlo abierto es “contraproducente” para la lucha antiterrorista, contrario a los valores de EE.UU., “socava” la seguridad nacional en lugar de fortalecerla y daña las relaciones del país con naciones aliadas.
En Guantánamo quedan actualmente 91 detenidos, pero llegó a albergar a unos 800 presos poco después de su apertura, ordenada por el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Esa cárcel sigue siendo vista como “una mancha” en un país que se enorgullece de ser “un modelo” en cuanto al respeto del estado de derecho, según Obama, que cuestionó, además, a los que siguen defendiendo la existencia de Guantánamo, de donde no ha salido “ni un solo veredicto” sobre los ataques del 11S.
El nuevo plan elaborado por el Pentágono considera 13 localizaciones diferentes en territorio estadounidense para ubicar a entre 30 y 60 presos de Guantánamo, sin recomendar ninguna en particular.
Esas 13 localizaciones incluyen prisiones ya existentes en estados como Colorado o Carolina del Sur, así como la construcción de nuevas instalaciones en algunas bases militares del país.
El presupuesto estimado por el Gobierno para acomodar a los detenidos de Guantánamo en suelo estadounidense va de 290 a 475 millones de dólares, en función de cuántos presos sean reubicados finalmente y de la instalación elegida.
La propuesta “ahorrará dinero” a los contribuyentes, en palabras de Obama, hasta 85 millones de dólares anuales, 335 millones de dólares en 10 años y 1.700 millones a lo largo de dos décadas.
De los 91 presos que alberga actualmente Guantánamo, un total de 35 han recibido la aprobación para ser enviados a terceros países “en los próximos meses”, sostuvo bajo anonimato un alto funcionario en una conferencia telefónica con periodistas.
En cuanto a los 56 restantes, 10 afrontan cargos o han sido condenados en procesos ante comisiones militares y los demás son considerados demasiado peligrosos para salir en libertad o ser transferidos a un tercer país.
El Congreso, cuyas dos Cámaras controlan actualmente los republicanos, ha emitido varias prohibiciones al traslado de presos de Guantánamo a suelo estadounidense, además de aplicar restricciones a las transferencias a otros países, con el argumento de que los detenidos son una amenaza para la seguridad nacional.
Obama dijo hoy que es muy consciente de los “obstáculos” que enfrenta su plan para lograr el visto bueno del Congreso y lamentó que el cierre de Guantánamo, apoyado antes tanto por demócratas como por republicanos, se haya convertido en un asunto “partidista”.
“Incluso en un año electoral, deberíamos ser capaces de tener un diálogo abierto, honesto y de buena fe acerca de cómo garantizar mejor nuestra seguridad nacional”, urgió el mandatario.
El presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano Paul Ryan, adelantó hoy que el Congreso se opondrá al plan de Obama y aseveró que no pondrá “en peligro la seguridad nacional del país por una promesa de campaña”.
“El Congreso no ha dejado lugar a la confusión. Va contra la ley y seguirá estando contra la ley transferir detenidos terroristas a suelo estadounidense”, sostuvo Ryan en un comunicado.
Mientras, el senador y aspirante presidencial republicano Marco Rubio impulsó hoy una propuesta de ley por la que Obama no puede transferir el territorio de la base naval de Guantánamo a Cuba ni hacer modificación alguna sin autorización del Congreso.
Además, durante un mitin en Las Vegas (Nevada), Rubio aseguró que, si él llega a la Casa Blanca, cuando se detenga a un terrorista será enviado a Guantánamo para que confiese toda la información que sabe.