Nueva York se prepara con un dique para sobrevivir al cambio climático

Nueva York busca protegerse del cambio climático con un plan urbanístico que incluye construir un dique en la parte baja de Manhattan, en el distrito financiero de Wall Street, ya anegado por el Sandy en 2012 y que corre el peligro de sumergirse en parte.

 

El plan, que en su totalidad tendría un coste de 10.000 millones de dólares, propone ampliar más de 150 metros la punta sur de Manhattan, ganando terreno frente al distrito financiero y el turístico South Street Seaport, en el río del Este.

La idea es crear un dique para proteger de inundaciones o del aumento del nivel del mar en este siglo, como parte de los efectos del cambio climático. El alcance exacto de la expansión junto con el diseño y construcción del sistema de protección se determinará a través de un proceso de participación pública que arrancará la próxima primavera, si bien ya enfrenta críticas de grupos ambientales.

De acuerdo con el plan, como resultado de un amplio estudio, extender esa zona sur es la única alternativa viable para proteger un área vulnerable y vital de la ciudad. El estudio municipal indica que la zona representa retos “únicos” por su topografía baja, poco espacio disponible, densidad de infraestructuras por encima y debajo del suelo y un paseo marítimo activo.

Proyecta que para el 2050, el 37% de las propiedades en el bajo Manhattan estarían en riesgo de marejadas y que para el 2100 el nivel del mar podría subir casi dos metros, lo que podría inundar hasta un 20% esa zona, incluyendo el metro, y los edificios estarían en riesgo de desestabilización.

Como parte del plan del Ayuntamiento, la ciudad asignaría 500 millones de dólares para cuatro proyectos para reforzar las zonas costeras y proporcionar protección contra inundaciones para el puerto, partes del distrito financiero y dos puentes, que comenzarían entre 2019 y 2021.

Cuando el huracán Sandy azotó la costa este del país causó devastación a su paso, con gran impacto en Nueva York, donde se inundó la parte baja de la Gran Manzana, agua que se filtró al metro, con daños severos, dejó a oscuras miles de hogares por la explosión de transformadores, lo que afectó también a hospitales. El nivel de la crecida de las aguas llegó a los 3,4 metros en el área de Battery Park, al sur de Manhattan, con lo que batió el récord de 1821.

Las pérdidas fueron estimadas en 19.000 millones de dólares y dejó medio centenar de muertos. Tras esa experiencia, Nueva York comenzó a evaluar el impacto del cambio climático y a desarrollar planes para proteger los 50 kilómetros de su costa y evitar que vuelva a ocurrir la difícil situación que afrontaron.

El entonces alcalde Michael Bloomberg hizo también una propuesta similar para la parte baja de Manhattan, que en parte debía ser financiada por empresas privadas que se interesaran en construir residencias o torres de oficinas en la zona.

Sin embargo, la ONG Riverkeeper ha advertido de que el proyecto mataría los peces del East River, mientras que la Waterfront Alliance ha felicitado al alcalde Bill de Blasio por “pensar en grande”, a la vez que indicó que hay otros vecindarios igual de vulnerables como Red Hook en Brooklyn y Hunts Point en El Bronx.

De Blasio ha expresado su disponibilidad para reunirse con estos grupos y escuchar sus preocupaciones, y recordó que el informe fue hecho por científicos ambientales y que hay ciudades en el mundo que también están sufriendo por el crecimiento del nivel del mar.

“El bajo Manhattan combina una serie de características que le deben hacer una prioridad nacional, y ni decir de una prioridad local. Cientos de miles de personas viven y trabajan allí. Cada vez es más residencial. El 75% del metro pasa por ahí y es vulnerable”, indicó De Blasio, que agregó que uno de cada 10 empleos están en el bajo Manhattan. Advirtió asimismo de que se afectará la economía si la zona no es protegida. “Es la capital del distrito financiero”, afirmó.

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