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Por tercera vez, un juez, esta vez en Asís, hizo lugar a una medida cautelar de las aproximadamente 10 denuncias contra el nombramiento del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, como ministro de la Casa Civil.
Antes, Lula había jurado como ministro de Presidencia el jueves pero dos jueces ordenaron suspender los efectos de su posesión, atendiendo a sendas demandas presentadas por partidos y grupos opositores. La primera cautelar fue reprobada este viernes por el Tribunal Regional Federal de la Segunda Región, una corte de segunda instancia. En su decisión, el vicepresidente del tribunal, Reis Fride, argumentó que la corte de Río de Janeiro no es competente para impugnar un acto decidido por la presidenta, Dilma Rousseff.
Luego, un Tribunal de Río de Janeiro, más temprano, había levantado la medida que bloqueaba su toma en funciones, por lo que su asunción era inminente.
Lula, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, es investigado por blanqueo de dinero y falsedad documental, hechos que el exmandatario ha negado en reiteradas ocasiones.
A la par de estas idas y venidas en el plano judicial sobre el nombramiento de Lula, miles de manifestantes marchan hoy en Brasil para expresar su apoyo al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y al exmandatario, cuya presencia se espera al final de la concentración.
En Sao Paulo la protesta congregó a miles de personas en la Avenida Paulista, una importante vía que en los últimos días fue el punto de encuentro de cientos de manifestantes contrarios a Rousseff y a su antecesor y padrino político.
Poco después del comienzo de la marcha se registró un pequeño enfrentamiento entre simpatizantes y detractores del Gobierno, lo que provocó la intervención de la Policía, que utilizó gas de pimienta para dispersar a los protagonistas de la gresca.
Las marchas fueron convocadas por centrales obreras y movimientos sociales en los 27 estados brasileños, aunque hasta el momento tan solo se han registraban actos en 17.
Las manifestaciones en favor del Gobierno fueron una respuesta a las multitudinarias protestas que el domingo reunieron a unos 3,6 millones de personas en contra de Rousseff y de Lula y en rechazo a la corrupción.
En Sao Paulo, los organizadores informaron que alrededor de 80.000 personas estaban concentradas poco después del comienzo de la marcha en la Avenida Paulista, aunque se esperan la llegada de entre 150.000 personas y 200.000 personas, frente a los 1,4 millones que se reunieron el pasado domingo en las protestas contrarias al Ejecutiva en el mismo escenario. La Policía Militar todavía no ha divulgado datos.
Además del apoyo explícito a Lula y Rousseff, los manifestantes expresaron su rechazo al presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, investigado por corrupción y enemigo político de la mandataria.
La seguridad fue reforzada en la manifestación de Sao Paulo ante el temor de que se produzcan enfrentamientos entre detractores y simpatizantes del Gobierno, lo que ha ocurrido en los últimos días de manera aislada.
La Policía brasileña dispersó a primera hora de hoy con descargas de agua a los manifestantes contrarios al Gobierno que estaban concentrados en la Avenida Paulista y que habían bloqueado la transitada vía durante toda la noche.