Para lograr el espectacular nacimiento de estos ejemplares de la especie Pygoscelis adeliae, y a la que el zoo llama familiarmente Adelie, fue necesario reproducir al pie de la letra para sus padres, Pippin y Blanquita, aspectos de la Antártida: una temperatura por debajo de los 0 grados, estanques con agua salada, nieve real y simular la iluminación del sol en el continente más austral.
El zoológico de Guadalajara “es el único lugar en Latinoamérica” que los tiene bajo cuidado humano y el primero en reproducirlos en esta región, festejó Luis Soto.
En 2018 nacieron otros tres pingüinos de Adelia en el mismo zoológico. Los pingüinos nacieron hace poco más de un mes: el primero el 24 de diciembre de 2018, con un peso de 3 kilos; el segundo dos días después con 1,960 kilos.
Sus progenitores, que llegaron en 2015 a Guadalajara procedentes de Japón, han comenzado a permitir a sus crías salir de entre sus patas para deleite de los visitantes del zoológico.
Dentro de unas ocho a diez semanas se les hará un examen genético para determinar su sexo y posteriormente buscarles un nombre, añadió el veterinario encargado del área de pingüinos del zoológico.
El pingüino de Adelia tiene una altura máxima de 80 centímetros y luce anillos blancos alrededor de los ojos.