MINA, Arabia Saudita. El hach es uno de los cinco pilares del islam que todos los musulmanes deben realizar al menos una vez en la vida si disponen de medios.
Al grito de “Alá Akbar” ("Dios es el más grande"), los fieles avanzan bajo la mirada de las fuerzas de seguridad para lanzar piedras a la estela que simboliza a Satanás en el valle de Mina, cerca de La Meca (oeste de Arabia Saudita).
A su paso los peregrinos se topan con botellas de plástico vacías y con basura en el suelo, sin que parezca molestarles.
Todos se acuerdan de la estampida de 2015 en Mina que causó alrededor de 2.300 muertos, pero no creen que se repita.
Una lluvia de piedras cae sobre la estela hacia la que se dirigen los fieles, cuyos movimientos están controlados por policías y agentes de defensa civil, así como por cámaras de vigilancia. Mensaje del rey
Este ritual es temido no sólo por la estampida de 2015, sino por otras anteriores. Como consecuencia, las autoridades remodelaron el lugar para construir corredores de hormigón y puentes que permitan a la muchedumbre circular con fluidez.
El rey Salmán, quien en una imagen de televisión se le ve observando a los fieles desde una ventana, transmitió un mensaje a los musulmanes.
“El mayor de los honores otorgados por el Creador a nuestro país es el de ponerse al servicio de los invitados de Dios (los peregrinos)”.
“Ruego a Dios para que los peregrinos cumplan el hach y para que el bien y la paz perduren en nuestra nación y en el conjunto de los países” del mundo, añadió el monarca.
Más tarde, ante los responsables de la organización del hach, rindió homenaje a los militares muertos en la guerra en Yemen, donde Arabia Saudita combate a los rebeldes hutíes respaldados por Irán.
“Estos días tenemos que acordarnos de nuestros mártires y nuestros héroes que dieron la vida para proteger su religión y su patria” , escribió. El sacrificio de Abraham
En Mina, siguiendo la tradición musulmana, los fieles deben lanzar siete piedras contra la mayor de las tres estelas durante el primer día del Eid al Adha, y otras 21 durante los dos siguientes contra la grande, la mediana y la pequeña.
Los fieles recogieron las piedras el lunes por la noche en Muzdalifa, cerca de La Meca, tras pasar un día de oración y recogimiento en el Monte Arafat.
Según las autoridades, más de 2,37 millones de fieles realizan el hach desde el domingo.
Después de la lapidación, los peregrinos deberían supuestamente matar a un animal para conmemorar el sacrificio del profeta Abraham.
Según la tradición musulmana, este último estuvo a punto de inmolar a su hijo Ismael antes de que el arcángel Gabriel le dijo que sacrificara un cordero en su lugar.
En realidad, los peregrinos compran cupones a las autoridades que se encargan de sacrificar animales y de congelar la carne para enviarla a pobres de países musulmanes.
Después del ritual de la lapidación, los fieles irán a La Meca para dar vueltas alrededor de la Kaaba, una construcción en forma de cubo en el centro de la Gran Mezquita.