La mujer dijo que está “aterrada” de tener que testificar.
Al ser interrogada en la Comisión Judicial del Senado sobre si se podría haber equivocado sobre quién era su agresor, ella dijo que es “absolutamente” imposible que se confundiera de persona y ratificó que fue Kavanaugh quien intentó violarla en una fiesta en 1982. Ante la pregunta de cuán segura estaba de eso, ella se expresó con confianza: “De la misma forma que estoy segura de que estoy hablando con usted ahora”.
Están “indeleblemente en el hipocampo la risa, las ruidosas risas de ellos dos, divirtiéndose a mi costa”, dijo Blasey Ford en uno de los momentos clave de la audiencia, en el que reiteró que estaba “segura al 100%” de que fue Kavanaugh quien la agredió.
En la audiencia que comenzó a las 10:00 (14:00 GMT) y que es transmitida en directo por televisión, la académica experta en psicología aseguró que Kavanaugh intentó violarla en una fiesta de estudiantes, algo que el juez niega.
“Yo creí que me iba a violar”, dijo antes de ser interrogada ante la comisión, enumerando los detalles de aquella noche en una declaración ya preparada leída con silencios intercalados mientras intentaba luchar contra las lágrimas.
Entre las grandes expectativas de la audiencia estaba ver por primera vez el rostro de Blasey Ford, de la cual sólo se conocían fotos antiguas, y una imagen de las redes sociales en las que aparecía con lentes de sol.
Esta académica experta en trauma comparecía ante la comisión luciendo un traje azul marino y lentes ópticos que permitían ver sus ojos, que traslucían nerviosismo.
El magistrado de 53 años que niega todas las acusaciones se juega su carrera en esta audiencia pública en la que también comparecerá.
Si Blasey Ford consigue convencer al presidente estadounidense, Donald Trump, de la veracidad de sus acusaciones, éste afirmó que podría renunciar a su candidato y proponer a otra persona.
Pero hasta ahora, pese a que crecen las denuncias de supuestos abusos contra Kavanaugh, Trump ha mantenido su apoyo al magistrado.
Hace dos semanas, Kavanaugh parecía encaminado a obtener el visto bueno del Senado para entrar en la Corte Suprema, una jurisdicción que dirime cuestiones fundamentales de la sociedad estadounidense, como el derecho al aborto, a portar armas de fuego y los derechos de las minorías.
Para Trump, colocar a un juez conservador en un cargo vitalicio en la alta corte sellaría su objetivo de dejar en minoría a los jueces progresistas o moderados durante muchos años.
“Los detalles de esa noche que es lo que me trae aquí son cosas que nunca voy a olvidar. Han quedado grabados en mi memoria y me han atormentado por momentos en mi vida adulta”, dijo Blasey Ford.
La actriz Alyssa Milano, una de las estrellas de Hollywood que denunciaron los abusos que destapó el movimiento #MeToo, viajó hasta Washington para ofrecer su apoyo a Blasey Ford.
Quise venir “para mostrar mi apoyo a la doctora Ford, para expresar mi solidaridad con otras mujeres, otras supervivientes que han vivido experiencias similares, creo que lo más bello que ha emergido de los últimos dos años es haber podido entender que las mujeres estamos aquí las unas para las otras”, dijo la actriz a la AFP.
Desde que Blasey Ford salió a la luz con su testimonio, otras dos mujeres la siguieron.
Deborah Ramirez, una compañera de Kavanaugh en la Universidad de Yale que lo acusa de haberse sacado los pantalones y de haberle frotado los genitales en la cara, y Julie Swetnick, que el miércoles expuso una serie de supuestos abusos en un testimonio escalofriante.
“Yo vi a Brett Kavanaugh beber excesivamente en muchas de estas fiestas y lanzarse en conductas de abuso y comportamientos agresivos hacia las chicas, incluyendo tocamientos e intentos de sacarles la ropa o arreglarla para exponer las partes privadas de las chicas”, dijo Swetnick en el comunicado difundido por su abogado, Michael Avenatti, quien también defendió a la actriz porno Stormy Daniels en su litigio contra Trump.
La mujer denunció que Kavanaugh con otros jóvenes intentaban embriagar a las chicas para poder abusar de ellas y dijo que fue víctima de una violación colectiva en 1982 en una fiesta en la que el juez estaba, sin dar más detalles.
El miércoles, por primera vez, emergió una sombra de duda en su sólido respaldo y Trump dijo que podría “cambiar de opinión”.