Mirtha Noelia Coutouné, una estudiante de Medicina de 24 años que estaba embarazada de entre tres y cinco meses, fue secuestrada junto a su pareja, Héctor Hugo Malnati, en su domicilio de la ciudad bonaenrense de La Plata el 24 de noviembre de 1976.
Un mes después, Mirtha fue asesinada en el centro de detención clandestino donde había sido recluida y fue enterrada sin nombre en un cementerio de Vicente López, en la periferia de Buenos Aires.
Durante 30 años, la madre de Mirtha, Noelia, “quiso conocer el destino de su hija y soñaba con que el embarazo hubiera llegado a término, pero falleció sin saber ni lo uno ni lo otro, sumida en la misma incertidumbre que le impuso el terrorismo de Estado”, expresaron las Abuelas en un comunicado.
Noelia confiaba en que sí su hija había podido dar a luz, su nieto podría ser uno de los niños apropiados por represores durante el régimen.
“La familia Coutouné hoy cierra una etapa y comienza otra, no menos dolorosa pero al menos con la certeza de poder tener un sitio adonde llevarle flores a Mirtha, la Flaca” , concluye la nota.
Cerca de 500 bebés fueron robados a sus padres por la dictadura, que además hizo desaparecer a cerca de 30.000 personas.