El consejo de Misrata lamentó la muerte de este combatiente, que pereció a causa de las heridas sufridas durante su secuestro el pasado julio a manos de un grupo de hombres armados.
Shaban fue capturado cuando regresaba a Misrata desde la región de Yebel Nafusa, adonde se había desplazado, como miembro de la milicia regular “Escudo de Libia”, para mediar en los combates tribales que libraban la tribu Al Mashasiya y milicianos de la ciudad de Zintan.
Tras ser secuestrado junto a un grupo de soldados, fue retenido en la ciudad de Beni Walid, uno de los últimos bastiones que mantuvo la resistencia gadafista.
Allí permaneció 50 días, hasta que fue liberado gracias a la mediación directa del presidente libio, Mohamed al Magrif.
Una vez puesto en libertad, Shaban, considerado un héroe por muchos de sus compatriotas, fue trasladado a Misrata, y desde allí al hospital Americano de París, donde falleció esta madrugada.
El expresidente del Consejo Local de Misrata, Jelifa Zawawi, que se dirigió a la casa del fallecido para presentar sus condolencias, aseguró a Efe vía telefónica que se espera que su cuerpo llegue esta tarde a Libia y que sea enterrado hoy mismo.
Según su hermano, Shaban fue asaltado en la región de Shamij, entre Misrata y Beni Walid, cuando regresaba a su ciudad para disfrutar de un permiso de una semana.
De acuerdo con su relato, durante el ataque recibió un disparo en la columna vertebral que le dejo parapléjico.
En su página de la red social Facebook, Al Magrif mostró su tristeza por la muerte de Shaban, al que calificó de “mártir”, y prometió llevar ante la justicia a los responsables de su muerte, a los que acusó de haberle torturado.
El 20 de octubre de 2011, el miliciano se había encontrado por casualidad en una tubería en las afueras de la ciudad de Sirte a Gadafi, escondido después de que aviones de la OTAN bombardearan el convoy en el que intentaba escapar de la última ciudad en caer en manos de las fuerzas rebeldes.
El dictador, buscado desde la caída de Trípoli un mes antes, salió a rastras con un revólver “Smith and Wesson” en la mano y le dijo a Omran y a la gente con la que se encontraba “¿Qué pasa, qué ocurre hijos míos?”.
Tras un momento de confusión y de incredulidad, el coronel fue detenido y posteriormente torturado y asesinado en circunstancias que no han sido aclaradas cuando era trasladado a Misrata, lugar de origen de la milicia que lo capturó.