Aunque no hay cifras oficiales de participación, se estimaba en varios centenares de miles las personas que salieron a las calles de todo el país, luciendo la mayoría el icónico gorro rosa que se popularizó en las protestas del año pasado.
Una vocera de la policía de Nueva York estimó en unas 100.000 personas la multitud que inundó la ciudad. En Los Ángeles, la segunda urbe más importante del país y bastión demócrata, los organizadores reivindicaban más de 400.000 participantes. Mientras los manifestantes denunciaban las políticas del gobierno, Trump intentó voltear las cosas a su favor: en un tuit llamó a salir a la calle a “celebrar los históricos logros y los éxitos económicos sin precedentes de estos 12 últimos meses”.
“!La tasa de desempleo femenino es la más baja en 18 años!” , proclamó. Varias celebridades se unieron a las manifestaciones. El cineasta Rob Reiner calificó en California a Trump de “racista” y “sexista” , mientras que las actrices Whoopi Goldberg y Natalie Portman explicaron su respaldo al movimiento #Metoo en contra del acoso sexual.
“La única manera de cambiar las cosas es comprometiéndose” , dijo Goldberg al pie del Trump International Hotel, uno de los hoteles del imperio inmobiliario del presidente situado en Nueva York.
“Estamos aquí para decir, como mujeres, que no soportaremos más” el acoso, agregó. Portman recordó desde Los Ángeles que “el año pasado hablábamos del comienzo de una revolución” y hoy, “gracias a ustedes, esa revolución ya está en marcha” .
“¿Por dónde comenzar? Hay demasiadas cosas que están mal y no puedo elegir” , dijo por su lado LeighAnn Ferrara, una madre de 35 años interrogada acerca de qué le había llevado a trasladarse desde el norte del estado de Nueva York junto a dos vecinas para manifestar.
“Estamos realmente mal, hay una erosión de la democracia” , apuntó su amiga Althea Fusco, de 67 años, que volvió a colocarse el gorro rosa que ella misma tejió para participar en la primera marcha de las mujeres, realizada en Washington al día siguiente de la investidura de Trump.
Conocidos como “pussy hats”, estos gorros de lana rosa con orejas se volvieron una sensación como señal de protesta a los comentarios sexistas del mandatario -recogidos durante una grabación-, que presumió de ser era capaz de “agarrar por el coño” con impunidad a las mujeres que desea.
Los carteles llevados por los manifestantes y los discursos reflejaban la multiplicidad de los motivos de protesta: desde la defensa de los derechos de los inmigrantes hasta el reclamo de una mayor igualdad de género, pasando por las acusaciones de incompetencia formuladas contra el presidente Trump.
Muchos estaban referidos a #Metoo, un movimiento que ha hecho tambalear a decenas de hombres conocidos, la mayoría en Hollywood. “Quiero que Trump sepa que somos una fuerza poderosa y que vamos a cambiar esto”, dijo Heather Arndt, una artista de 44 años en Los Ángeles.
“He vivido durante décadas problemas de acoso sexual y está mejorando, pero no está para nada cerca de donde necesita estar”, dijo Vitessa DelPrete, una teniente coronel retirada que desfiló ataviada con un traje de Mujer Maravilla junto a su hija de 14 año
“La marcha del año pasado ya había superado las expectativas (...) A medida que se acercan las elecciones de mitad de mandato creo que vamos tomando un formidable impulso”, agregó.
En noviembre se celebrarán en Estados Unidos comicios de mitad de mandato en los cuales los demócratas aspiran a recuperar la mayoría en el Congreso. “El objetivo del día es sensibilizar a centenares de miles de electores a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos” , señaló Marion Novack, de 71 años, que llamaba a los participantes de la marcha neoyorquina a inscribirse de inmediato en los registros electorales.
Una gran manifestación está prevista el domingo en Las Vegas, en Nevada (oeste). Novack piensa que la elección en ese estado puede ser clave para que la oposición reconquiste el Congreso.