El volcán, de 3.763 metros de altura y ubicado 35 km al suroeste de Ciudad de Guatemala, inició la mañana del domingo su quinto ciclo eruptivo en lo que va del año y cerca de la medianoche aumentó la violencia de sus explosiones, lo que también llevó a declarar la alerta roja.
Diferentes entidades de socorro y voluntarios evacuaron a 3.925 personas de comunidades de los departamentos de Escuintla, Sacatepéquez y Chimaltenango, cercanas al volcán, dijo a periodistas Walter Monroy, subdirector de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), ente a cargo de la protección civil.
El funcionario explicó que 2.052 personas fueron resguardadas en cuatro albergues habilitados por las autoridades, mientras que el resto encontró refugio con familiares en zonas fuera de peligro.
En imágenes divulgadas por la Conred se observa a decenas de pobladores instalados en carpas en el principal albergue abierto en el estadio de fútbol de la sureña ciudad de Escuintla, donde fue declarada la alerta roja, y en otras se avista la incesante actividad eruptiva.
La intensa erupción levanta columnas de ceniza que superan los mil metros sobre el cono volcánico y provoca una lluvia de partículas de ese material que podría alcanzar la turística ciudad colonial de Antigua Guatemala, según un informe del estatal Instituto de Vulcanología (Insivumeh).
Además, expulsa columnas de lava de unos 500 metros sobre el cráter y provoca descensos de flujos piroclásticos, una mezcla de gases, ceniza y rocas ardientes, en barrancos del oeste del volcán, añadió el comunicado.
Juan Pablo Oliva, director del Insivumeh, explicó que la tendencia es que el volcán se mantenga “en un nivel alto a muy alto” de actividad, aunque no precisó el tiempo en el que podría prevalecer esa intensidad.
La cuarta fase eruptiva del volcán de Fuego ocurrió entre el 6 y el 9 de noviembre sin que se registraran víctimas ni daños.
El pasado 3 de junio, el volcán tuvo una potente erupción que provocó una avalancha de material ardiente que arrasó la comunidad San Miguel Los Lotes, dejando 194 muertos y 234 desaparecidos.
También cubrió de ceniza varios poblados ubicados a decenas de kilómetros y obligó al cierre del aeropuerto internacional de la capital.
De esa erupción, 3.343 personas siguen en refugios temporales a la espera de que el gobierno construya un proyecto de viviendas.
Muchos de los vecinos evacuaron con esta nueva erupción ante el temor que perdura en la región por la tragedia de junio.
“Nos quedó miedo y por eso evacuamos”, dijo a la AFP Miriam García, una de las habitantes de la aldea El Rodeo que fue llevada al estadio de fútbol en Escuintla.
Cerca de la mujer, Óscar Juárez, otro vecino de la misma localidad, afirmó que también prefirió abandonar su vivienda “para proteger la vida”.
“Nos dejó un temor y pues hay que alertarse uno más rápido (...). Hay que tratar la manera de salir lo más pronto posible porque ya cuando viene eso cerca (material volcánico) ya no le da tiempo a uno de salir aunque corra porque viene muy rápido”, señaló Juárez.
De acuerdo con la Conred, los flujos piroclásticos, que arrasaron la comunidad San Miguel Los Lotes en junio, alcanzan temperaturas entre los 200 y 900 grados Celsius y dependiendo del volumen del material pueden descender a una velocidad de 700 kilómetros por hora.
Junto con el volcán de Fuego, también se mantienen activos en Guatemala los volcanes Pacaya, 20 km al sur de la capital, y el Santiaguito, 117 km al oeste, que han aumentado su actividad pero sin entrar en fase eruptiva.