La semana que termina resume bien la situación, con una serie de señales inquietantes procedentes de China y Brasil, y el lanzamiento por parte de la aseguradora Coface de su lista de “neoemergentes”, los PPICS (Perú, Filipinas, Indonesia, Colombia y Sri Lanka).
Todos tienen un elevado potencial de crecimiento, superior a 4%, un perfil económico diversificado -no muy dependiente de las exportaciones de materias primas- y una cierta resistencia a los choques. A ello su suma un sistema financiero en buen estado.
Coface adjunta a esta lista a otros países, considerados prometedores, pero de mayor riesgo: Kenia, Tanzania, Zambia, Bangladesh y Etiopía.
La lista de “neoemergentes” se publica en momentos en que los grandes emergentes se enfrentan a serios problemas: Rusia, en plena crisis por Ucrania; Brasil, que acaba de ser degradado por Standard and Poor’s; y China, afectada por una serie de incidentes de crédito (default a principios de marzo sobre obligaciones, esbozo de “bank run” en bancos locales, etc.).
Sin embargo, la búsqueda de “neoemergentes” no data de ahora, y se suma desde hace años a los tradicionales BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). La prueba es que el índice MSCI Emerging Markets, lanzado en 1988 con 10 países cuenta ahora con 21.
La misma sociedad de inversiones MSCI ya ha creado un “índice de países frontera” para 26 emergentes del futuro, que van de Argentina a Sri Lanka, pasando por Nigeria.
El economista Jim O’Neill, que había popularizado el término BRIC cuando trabajaba en Goldman Sachs, retoma ahora otro acrónimo, los MINT, grupo que incluye a México, Indonesia, Nigeria y Turquía.
Y otro más, creado por The Economist Intelligence Unit, el CIVETS, agrupa a Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Sudáfrica.
Son pues muy numerosos los candidatos a tomar el relevo de los mastodontes emergentes que ingresan “en una fase de desinflamiento (deleveraging) financiero, un problema que no tienen los países” emergentes del futuro, opina Maarten-Jan Bakkum, economista de ING IM, aunque subraya los límites de este ejercicio de selección.
“El concepto mismo de BRIC ya era débil. ¿Por qué no haber incluido a México?” se interroga.
Sobre todo que, como destaca Yves Zlotowski, economista de Coface, “el calificativo de +emergente+ fue creado para México en los años 80 en base a su acceso a los mercados internacionales de la deuda, es por tanto un concepto financiero”.
Para Bakkum, “el problema de estas bonitas etiquetas es que solamente duran algunos años”.
Este economista prefiere optar por otro tipo de calificación: “Se puede por ejemplo distinguir a los países muy dependientes de China, de los que lo son menos” , ya que para él la evolución china “es el mayor riesgo actual”.
Además Zlotowski asegura por su parte que no hay que enterrar demasiado rápidamente a los grandes emergentes: “En efecto, sus divisas son atacadas, pero sin consecuencias catastróficas. Todavía no hemos visto a (la presidente brasileña Dilma) Roussef pedir ayuda al FMI”.
Christopher Dembik, analista de Saxo Banque ha preferido no ceder a la tentación de crear un acrónimo, pero distingue a tres países en “el pelotón de cabeza, Perú, Colombia, Indonesia” y otros dos sometidos a un elevado riesgo político, “Turquía y Nigeria”.
Ninguno tiene a la vez la gigantesca población y el explosivo crecimiento que caracterizó a los BRICS, como aquellos 10% registrados hace pocos años en China, país de 1.300 millones de habitantes.
Pero la moderación de estos nuevos emergentes no es necesariamente mala cosa: “Quizá estemos ante países que crecerán de manera más sostenible”, augura Dembik.