“Hasta el momento llevamos 61 cuerpos contabilizados”, dijo el fiscal del estado de Guerrero, Miguel Ángel Godínez, a la televisora Milenio en referencia al hallazgo realizado la noche del jueves.
“Estamos trabajando en la identificación de cuántos niños, cuántas mujeres y cuántos hombres” había en el grupo de cadáveres hallados, señaló.
El fiscal no precisó las causas de la muerte de estas personas ni si los cuerpos se quedaron en el crematorio cuando fue abandonado o fueron llevados después, aunque detalló que aparentemente los cuerpos se conservaban con cal.
El hallazgo despertó temores de que pudiera tratarse de un nuevo caso de aparición de cadáveres de víctimas de los cárteles narcotraficantes mexicanos, pero las autoridades no han señalado todavía ninguna hipótesis.
El fiscal se limitó a indicar que hay “indicios y líneas de investigación respecto a lo ocurrido” y que en breve podrían registrarse detenciones.
En el negocio llamado Cremaciones del Pacífico, abandonado hace un año, quedó un horno oxidado para incinerar a los fallecidos.
Los peritos forenses, que el viernes en la madrugada hacían el levantamiento de los cadáveres, encontraron camillas tiradas en el suelo, algunas colocadas sobre barriles de plástico, en los que estaban colocados varios de los cuerpos tapados con sábanas blancas manchadas de sangre.
Las camillas con cadáveres también estaban cubiertas con cal, que además estaba esparcida en el piso en medio de recipientes, aparentemente de químicos, y otros utensilios.
Otros cuerpos fueron hallados apilados envueltos en sábanas, dijo de su lado a la AFP un mando de la policía estatal que pidió guardar el anonimato.
Un imponente operativo de seguridad llegó el jueves por la noche a esta zona, ubicada cerca de la zona turística del puerto, luego de que vecinos del lugar dieron aviso por un fuerte olor que salía del crematorio.
Inicialmente, las autoridades habían informado de la localización de diez cadáveres en avanzado estado de descomposición, pero en el transcurso de la noche fueron encontrados los demás cuerpos.
Habitantes de la zona dijeron a la AFP que ya se había denunciado dos días atrás un fuerte olor a putrefacción en el crematorio pero que las autoridades no acudieron a corroborar el reporte hasta el jueves.
“Llamamos al 066 (número de emergencia) porque el olor ya era insoportable. Lo comentamos con otros vecinos y se reportó”, dijo un habitante del lugar que pidió no ser identificado. Varios vecinos negaron también haber visto alguna actividad irregular o personas desconocidas en los últimos días.
“Aquí todo está tranquilo, yo no sabía que ya no funcionaba (el crematorio) pero ya no veíamos a la gente entrar y salir de ahí”, comentó el hombre.
El inmueble permanece clausurado y resguardado por una veintena de agentes de las policías federal y estatal.
En Acapulco, una de las ciudades más peligrosas del país y un importante centro de consumo de droga, el crimen organizado ejerce una fuerte violencia contra la población local que vive de los barrios aledaños a la zona turística a base de secuestros, extorsión y asesinatos.
Este centro turístico está ubicado en el convulso estado de Guerrero (Sur), donde en septiembre se cometió la desaparición y presumible masacre de 43 estudiantes a manos de policías de la ciudad de Iguala coludidos con narcotraficantes, un crimen que estremeció a la comunidad nacional e internacional.
Más de 20.000 personas desaparecieron en México desde el inicio de la cruenta ofensiva militar contra los cárteles de la droga en 2006.