Los servicios periciales localizaron una huella dactilar en el apartamento donde el viernes ocurrió el crimen, que al ser confrontada con la base de datos de la fiscalía dio “un registro positivo con antecedentes penales de violación y lesiones”, explicó este miércoles el fiscal capitalino, Rodolfo Ríos, en rueda de prensa.
“La policía investigadora ya lo ubicó (al sospechoso) y ya se encuentra presentado ante el ministerio público” (fiscalía investigadora) para ser interrogado sobre su posible participación en este crimen, añadió Ríos al precisar que el hombre es de nacionalidad mexicana.
Los cuerpos de Espinosa, quien llegó a la capital huyendo de amenazas en el estado de Veracruz (este) , y las otras víctimas fueron hallados maniatados, con impactos de bala, huellas de tortura y, en el caso de las mujeres, con rastros de violencia sexual.
El martes la fiscalía divulgó un video de cámaras de seguridad localizadas en las cercanías del edificio donde se cometió el brutal crimen, en una zona de clase media de la capital, en el que se observa salir aparentemente tranquilos a tres hombres, señalados como sospechosos.
Uno de ellos, que llevaba una maleta, y otro se retiraron del lugar caminando en direcciones distintas y un tercero abordó un automóvil Mustang que inicialmente se presumía que pertenecía a una de las víctimas, pero que la fiscalía aclaró que es propiedad de un hombre que no ha podido ser localizado.
En otro avance de las investigaciones de este multihomicidio, Ríos informó que el consulado de Colombia ya confirmó plenamente la identidad y nacionalidad de una de las víctimas.
Según medios de prensa, las investigaciones de la fiscalía se centran principalmente en esta mujer colombiana, cuya identidad no ha sido divulgada por los protocolos en el caso de feminicidios, pero fue identificada como Nicole.
El fiscal aclaró que el nombre de la colombiana es otro y está a la espera de un informe de las autoridades migratorias para tener detalles de cuándo llegó al país, su situación migratoria y si desempeñaba algún trabajo.
Entre las víctimas también había una activista de derechos humanos y una empleada del servicio doméstico.
La fiscalía investiga el entorno de las víctimas para determinar si los presuntos homicidas conocían a alguna de ellas o si alguien del edificio les facilitó el acceso, ya que las cerraduras del edificio y del departamento no fueron forzadas.
En el informe presentado el domingo el fiscal deslizó el robo como posible móvil del crimen pero organizaciones de defensa de la libertad de expresión y la ONU reclamaron que se investigue si el crimen fue una forma de represalia por el trabajo periodístico de Espinosa.
El fotoperiodista había buscado refugio en Ciudad de México después de sufrir varias agresiones en Veracruz, como una golpiza propinada por policías estatales en 2013 y recientes intimidaciones.
Veracruz, a orillas del golfo de México, está considerado como el estado más riesgoso para la prensa con 11 comunicadores muertos y cuatro desaparecidos desde que asumió el gobernador Javier Duarte, del oficialista PRI.
El crimen ha devuelto el temor a muchos periodistas que, como Espinosa, se habían refugiado en la capital mexicana por los riesgos de permanecer en sus regiones.
México es uno de los países más peligrosos para la prensa con al menos 88 periodistas y trabajadores de los medios asesinados desde 2000, según Reporteros Sin Fronteras.