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La semana pasada se anunció que el buque “Aquarius”, utilizado por las organizaciones humanitarias Médicos Sin Fronteras (MSF) y Sos Méditerranée para rescatar refugiados del mar Mediterráneo, cesaria sus funciones tras dos meses vrado en un puerto de Francia a causa de lo que MSF calificó como “una campaña encabezada por el gobierno italiano y respaldada por otros estados europeos, para deslegitimar, desacreditar y obstaculizar a las organizaciones que brindan asistencia a las personas en peligro”.
"Este es un día triste", dijo Nelke Manders, directora general de MSF, según cita un comunicado de la ONG. “No solo Europa no ha sido capaz de proporcionar capacidad de búsqueda y rescate, sino que también ha saboteado activamente los intentos de otros por salvar vidas. El fin del Aquarius significa más muertes en el mar y más muertes innecesarias de las que nadie será testigo".
En noviembre, la justicia italiana solicitó el embargo del navío por un caso de presunto tratamiento ilegal de residuos. Desde que comenzó a operar bajo MSF y SOS Méditerranée, el “Aquarius” prestó asistencia a cerca de 30.000 personas en las aguas del Mediterráneo, estima la agencia de noticias AFP.