El caso de Vincent Lambert, en estado de coma tras un grave accidente de carretera, ha dado lugar a una larga lucha judicial que concluyó en junio pasado cuando la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) autorizó la suspensión de los tratamientos, como lo pedían su esposa y sus hermanos.
La familia fue convocada por la médica Daniela Simon, jefe del servicio donde está hospitalizado Lambert, a las 12:00 GMT. “El objetivo de la reunión será, teniendo en cuenta las constataciones del Consejo de Estado y de la Corte Europea de Derechos Humanos, de informarles de las conclusiones del procedimiento colegial y de la decisión adoptada”, escribió Simon a los familiares de Lambert.
En junio, la CEDH autorizó la suspensión de la hidratación y de la alimentación de Lambert, considerando, al igual que la justicia francesa, que seguir con los tratamientos eran una “obstinación poco razonable”. Los últimos exámenes clínicos confirmaron en los últimos días la gravedad de las lesiones cerebrales y las dificultades de deglución, que hacen imposible cualquier hidratación o nutrición eficaz por vía oral. “La decisión de suspender los tratamientos, lo que permitirá que Vincent parta al fin, no deja lugar a dudas”, declaró François Lambert, sobrino del paciente.
Rachel, la esposa de Vincent Lambert, desea, que los médicos lo “dejen partir”, convencida de que su marido se oponía a cualquier ensañamiento terapéutico. El mismo sentimiento expresaron varios hermanos y hermanas de Vincent Lambert. En cambio, los padres de Lambert, de fuertes convicciones católicas, quieren que su hijo siga en vida, aunque sea en estado vegetativo. Los padres llamaron a una manifestación de apoyo y declararon que si los médicos deciden dejarlo morir recurrirán inmediatamente a la justicia para que suspenda la decisión.
En el caso de que los médicos decidieran cortar la hidratación y la alimentación, serán necesarios unos ochos días para que la vida de Vincent Lambert se extinga definitivamente.