Este segmento de la población es el de mayor ritmo de crecimiento, lo que plantea serios cambios en las políticas sociales, sanitarias y económicas, destaca el documento titulado “Envejecer en el siglo XXI: una celebración y un desafío”.
El trabajo, con participación de la organización no gubernamental (ONG) HelpAge, subraya que hay motivos para celebrar que las sociedades estén consiguiendo alargar la vida de sus ciudadanos, pero insta a encontrar al mismo ritmo nuevos enfoques en relación con los cuidados médicos, la jubilación, las condiciones de vida y las relaciones entre generaciones.
Por primera vez en la historia, en 2000 se contabilizaron más personas de 60 años que niños menores de 5 años, y la proyección del Fondo de Población de la ONU es que en 2050, la generación más madura supere también a la de menos de 15 años.
El cambio de tendencia más claro es que hoy en día dos de cada tres personas mayores de 60 años viven en países de economías en desarrollo o emergentes. En 2050, serán cuatro de cada cinco.
La UNFPA advirtió de que si no se afronta de manera rápida a este fenómeno, las consecuencias tomarán por sorpresa a los Gobiernos.
Esto es así sobre todo en el caso de muchos países en desarrollo con altos porcentajes de población joven, donde los Estados no están desarrollando políticas para atender a una población que envejece y que lo hará aún más en las próximas décadas.
La directora de la oficina de la UNFPA en Ginebra, Alanna Armitage, destacó en la presentación del informe que hay además un marcado componente “femenino” en este proceso de envejecimiento de la población, ya que son más las mujeres que superan los 60 años.
El objetivo de la UNFPA, expresado en el documento por su director ejecutivo, Babatunde Osotimehin, es que “la gente pueda envejecer en todos los lugares con dignidad y seguridad, disfrutando de la vida a través de la plena realización de todos los derechos humanos y de las libertades fundamentales”.
“Una mayor expectativa de vida fue una meta que nos fijamos en la Conferencia Internacional de El Cairo sobre desarrollo de la población en 1994. Son necesarias más medidas para lograr esto para todo el mundo. Los nuevos objetivos de lucha contra la pobreza no deben excluir a la población de más edad”, indicó Osotimehin.
En el terreno positivo, la UNFPA destacó algunas medidas adoptadas en los últimos años como el establecimiento de pensiones no contributivas en un centenar de países, en lo que este organismo de las Naciones Unidas considera “un reconocimiento de la pobreza que afecta a la población de más edad”.
No obstante, se subrayó en el informe, hay mucho por hacer. “El 47% de los hombres mayores de 60 años y el 24% de las mujeres forman parte de la fuerza laboral. Aun así, y pese a la contribución que aporta a la sociedad una población que envejece de manera saludable y que contribuye económicamente de manera activa, muchos mayores sufren discriminación, abusos y violencia”.
En este sentido, el informe hace un llamamiento a los Gobiernos, la sociedad civil y la opinión pública para que trabajen de manera conjunta con el objetivo de “terminar con estas prácticas destructivas e invertir en la gente mayor”.
Para Sylvia Bales, de la ONG HelpAge, hay que romper también con la percepción de que los mayores son una carga para la sociedad.
Según Bales, esta idea es completamente equivocada, porque en muchos casos son estas personas mayores, en entornos de altos índices de desempleo, las que están sosteniendo a las familias.
Para HelpAge, es necesario acabar con los prejuicios y reconocer y promover la aportación que ofrecen los mayores a la sociedad, “construyendo de esta manera economías más saludables y prósperas”.