El presidente del Tribunal de la Ciudad de Vaticano, Giuseppe Dalla Torre, estableció hoy, según una nota del Vaticano, el inicio del juicio el próximo día 29 a las 09.30 hora local (07.30 GMT) en el aula del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Además de la sustracción de documentos reservados, entre el material retenido se encontró un cheque a nombre de Benedicto XVI por un valor de 100.000 euros, una pepita de oro y una edición ilustrada de la Eneida de Annibal Caro de 1581, todos ellos regalos ofrecidos al Santo Padre.
Así consta en el dictamen de la decisión del juez instructor del Tribunal de Estado Vaticano, Piero Antonio Bonnet, que junto con la petición de enjuiciamiento por parte del promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Nicola Picardi, suman 30 páginas.
Junto al ciudadano vaticano Gabriele, de 46 años, al que se le imputa el delito de robo con agravante, el juez acusa también al ciudadano italiano y técnico en la Secretaría de Estado Claudio Sciarpelletti, de 48 años, “de haber favorecido el robo con agravante y de violación de secreto”.
La pena que puede recaer, sobre todo a Gabriele, oscila entre 1 y 6 años.
Con el juicio de los dos empleados vaticanos no concluyen las investigaciones sobre la sustracción de documentos ni tampoco se excluye la posibilidad de posibles cómplices del mayordomo y su eventual rogatoria internacional.
Gabriele fue sometido a dos peritajes psiquiátricos, uno por parte del tribunal vaticano y otro pedido por su abogado defensor, y ambos demostraron que era “una persona correcta y normal” que cometió un “hecho extremadamente grave”.
El mayordomo del Papa admitió haber cometido el delito con el fin de “mejorar la situación eclesial que se vive en el interior del Vaticano y nunca para dañar a la Iglesia y a su Pastor”, según el dictamen.
En cuanto a Sciarpelletti, amigo de Gabriele, fue investigado un día después de la detención del mayordomo del Papa, es decir, el 24 de mayo, dijo el portavoz del Vaticano.
El analista programador estuvo detenido sólo una noche y a la mañana siguiente fue puesto en libertad provisional porque los magistrados consideraron que su implicación era “menos grave” que la de Gabriele, quien se encuentra en arresto domiciliario desde el 21 de julio y así permanecerá hasta el juicio.
El pasado 30 de agosto, el abogado Carlo Fusco renunció a continuar defendiendo a Gabriele, alegando “divergencias sobre la estrategia defensiva de cara al juicio”.
El escándalo de las filtraciones de documentos reservados de la Santa Sede se desató a principios de año, cuando una televisión italiana sacó a la luz unas cartas enviadas a Benedicto XVI por el nuncio en EE.UU., Carlo María Viganò, en las que denunciaba la “corrupción, prevaricación y mala gestión” en la administración vaticana.
El 19 de mayo pasado se publicó el libro “Sua Santità”, de Gian Luigi Nuzzi, con un centenar de nuevos documentos filtrados desde el Vaticano que desvelan supuestas tramas e intrigas en el pequeño Estado, y poco después fue detenido Gabriele.
Hasta ahora, solo Gabriele y Sciarpelletti afrontarán un juicio por este caso, pero la prensa italiana desde hace días afirma, aunque Vaticano no lo ha confirmado, que hay cerca de 20 personas que estarían siendo investigadas.