Los cuerpos quedaron sobre una acera de una vivienda de clase pobre en la marginal colonia Las Ayestas, en el oeste de la ciudad, donde fueron levantados después del estudio de la escena del crimen por parte del personal de medicina forense del ministerio público.
Cuatro personas “estaban bebiendo licor en la acera frente a la casa” cuando llegaron unos evangélicos “a decir que se quitaran de allí porque era peligroso”, relató un testigo a los periodistas mientras hacían el levantamiento de los cuerpos.
Aparecieron “cuatro individuos con AK-47 y miniuzis y los barrieron a tiros” a los que estaban bebiendo y a los evangélicos, añadió.
Los cuerpos de cuatro quedaron sobre la acera, dos de ellos fueron llevados al estatal Hospital Escuela, este de la ciudad, pero autoridades policiales y hospitalarias informaron que ellas murieron en el trayecto.
Honduras vive una ola interminable de violencia y se acrecienta cada día ante la inoperancia de las autoridades, tanto que Naciones Unidas la ubicó con la tasa más alta de homicidios del mundo, 92 por cada 100.000 habitantes, ante un promedio mundial de apenas 8,8.