“Cualquier política que facilite el cuidado de los hijos debería tener un efecto positivo en la participación laboral de las madres. En un estudio que hicimos, vimos que la jornada escolar completa, así como los extraescolares, suponen una reducción de tiempo y costes en el cuidado infantil”, afirmó en una entrevista a Efe la doctora en economía Diana Krüger.
Por su parte, la economista y directora de estudios de Comunidad Mujer, Paula Poblete, afirmó que la brecha de género podría acortarse con el reconocimiento de derechos de cuidado a los hombres, ya que “el Código de Trabajo solo hace responsable de los hijos a las mujeres”.
“Los hombres en Chile no tienen derecho a cuidar. Si el empleador debe decidir entre contratar a un hombre o una mujer, con un currículo parecido, es muy probable que le escoja a él porque solo ella está asociada a un pre y un posnatal, a un fuero maternal, al derecho de alimentación y a la sala cuna (guardería)”, aseveró Poblete.
Ambas economistas coinciden en que la cifra de la brecha salarial en Chile oscila entre el 20%, si se compara a mujeres y hombres que ostenten el mismo puesto, y el 30%, si se toma el sueldo total sin tener en cuenta el cargo que desempeñan.
Según Krüger, para tener una mirada completa de la brecha de género se deben analizar, además del sueldo, varios factores: la participación laboral y las horas trabajadas. “Me llama mucho la atención cómo la brecha de participación laboral entre mujeres y hombres en Chile se hace más amplia después de tener hijos”, explicó esta doctora en economía.
“Hay un 86% de mujeres, en edad de tener hijos, que se encuentran en la fuerza laboral mientras que hay un 94% de hombres en la misma franja de edad que trabajan. Por lo que hay una diferencia de 8 puntos”, según calculó Krüger.
“En cambio, después de tener hijos, la participación de la mujer en el mundo laboral cae a un 72% y la del hombre aumenta al 98%. De este modo, tras la maternidad, la brecha se abre de 8 a 26 puntos porcentuales, añadió. Sobre la jornada laboral, Krüger especificó que la decisión de la mujer está polarizada: "o trabajo todo el día y es muy complicado compatibilizar la crianza, o mejor me quedo en casa porque lo que me pagan por menos de la jornada completa (45 horas), no me compensa".
Para Poblete, también es importante subrayar la correlación entre la participación laboral femenina y su nivel educacional. ”Casi todos los hombres están inmersos en el mercado laboral y trabajan remuneradamente. En general, las mujeres no educadas participan muy poquito y, a medida que aumenta su nivel de educación, sube su participación laboral", explicó.
Además de este elemento sociocultural, ambas expertas coinciden en que la maternidad es el factor que, vistas las estadísticas, acaba ahondando en esta desigualdad de género.
Poblete se mostró partidaria de reformas como la de la Ley de la Sala Cuna que el Gobierno chileno presentó el año pasado para que todas las empresas financien el servicio de guardería de las trabajadoras y que no solo sea una obligación en las firmas con más de 20 mujeres contratadas, como todavía establece la ley.
”Está tremendamente comprobado que es una barrera al empleo y que los empleadores no contratan a mujeres en número suficiente porque si llegan a las 20 les obligan a pagar la sala cuna", agregó la directora de Comunidad Mujer.
”Lo que todavía es deficitario en este proyecto es que la sala cuna sigue siendo solo para las mujeres. Debería ser para padres y madres trabajadoras. Si solo es para mujeres seguimos reproduciendo la idea de que los hijos son un problema exclusivo de ellas“, explicó. En este sentido, la economista también abogó por una reforma de la ley laboral, para asignar "derechos de cuidado exclusivos para los padres", como el permiso de paternidad tras el parto.
Según el Código de Trabajo, los hombres, además de los cinco días tras el parto, pueden gozar de este permiso si la mujer decide cederles una parte a partir de la séptima semana, de un total de doce semanas. No se prevé que el progenitor tenga de forma propia y exclusiva este derecho, a no ser que la madre fallezca.
”Todos estos asuntos que son derechos ganados por las mujeres, al no estar asociados a la paternidad, hacen que las mujeres enfrenten mayores costos. Aunque el empleador no ponga en el sueldo el descuento por estas cosas, él hace el cálculo y se acaba reflejando en los salarios femeninos", concluyó Poblete.