La aviación del régimen sirio llevó a cabo un total de 21.173 bombardeos, la mitad de ellos con bombas de barril, entre el 20 de octubre de 2014 y el 20 del presente mes de junio.
De todos los ataques, 9.849 fueron efectuados por aviones, mientras que el resto fueron llevados a cabo por helicópteros militares, que suelen ser los encargados de lanzar las bombas de barril.
El Observatorio documentó un total de 11.324 ataques con este tipo de proyectiles, poco precisos y muy destructivos, contra numerosas provincias sirias, incluida la de la capital, Damasco.
Las provincias afectadas por los bombardeos fueron las de Hama (centro); Latakia y Alepo (noroeste); Deraa, Al Qunaitera y Al Suaidaa (sur); Deir al Zur (este); Idleb y Homs (oeste).
El Observatorio precisó que en los ataques aéreos perdieron la vida al menos de 3.602 civiles, entre ellos 381 menores de edad y 582 mujeres, y resultaron heridas de distinta gravedad 23.000 personas.
Además de las víctimas civiles, los bombardeos causaron la muerte de 1.816 combatientes de grupos rebeldes islamistas, en concreto el Frente al Nusra (brazo de Al Qaeda en Siria) y el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
El Gobierno sirio bombardea los barrios y zonas bajo control de los grupos rebeldes, tanto islamistas como moderados, lo cual también provoca víctimas civiles.
En su último informe sobre Siria, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aseguró que “es difícil creer que aquellos que lanzan bombas de barril o proyectiles de mortero y artillería no se dan cuenta del inmenso daño y sufrimiento que sus acciones causan a los civiles”.
Por otra parte, Amnistía Internacional denunció el pasado mes de mayo la destrucción y las muertes causadas por las bombas de barril, tanques de combustible llenos de metralla que el Gobierno sirio ha utilizado contra escuelas, hospitales, mezquitas y mercados, según la ONG.