El atentado se produjo el 21 de marzo de 2008 junto a un cuartel de la Guardia Civil en Calahorra (norte) y de los ocho heridos que provocó el artefacto dos de ellos eran agentes de ese cuerpo de seguridad.
Los magistrados destacan que con su acción la banda terrorista “seleccionaba un establecimiento de un Cuerpo de Seguridad del Estado donde habitan funcionarios con sus familias, utilizados para enviar un mensaje de horror a otras personas y a la sociedad ” .
La Sala declara probado que los etarras estacionaron un coche bomba con 60 kilos de explosivo junto a una pared del acuartelamiento de la Guardia Civil de Calahorra, donde residían treinta y tres personas, con la intención de provocar grandes daños materiales y la conciencia de que podría matar a alguna persona que se encontrara en su área de acción.
La resolución relata que Arkaitz Goikoetxea llamó a las centralitas de la Asociación de Ayuda en Carretera de Álava y de los bomberos de Calahorra para avisar de la colocación del coche bomba, y una vez constatada la presencia del vehículo las autoridades evacuaron los edificios colindantes y el cuartel para evitar la pérdida de vidas y daños personales.
Los condenados, junto con otros miembros del comando, robaron el vehículo usado como coche bomba ese día por la mañana, cuando abordaron a su propietaria y a su acompañante justo después de que aparcaran.
Autora de 856 asesinatos desde 1960 en su estrategia para reclamar la independencia del País Vasco (norte) de España, la banda terrorista ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada en octubre de 2011.