Siete de las víctimas murieron a causa de una avalancha en la capital provincial Jayapura y el resto por las riadas que se produjeron en la ciudad de Sentani tras las intensas lluvias de la noche del sábado, según el portavoz de la agencia de mitigación de desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho.
Cuarenta de las víctimas no han podido ser identificadas y serán enterradas en una fosa común tras un funeral conjunto el jueves, señaló Sutopo.
Las inundaciones han perjudicado cinco distritos del municipio de Jayapura, todos ellos en zonas aluviales al pie de las montañas Cycloop. El desastre ha ocasionado también 160 heridos -85 graves y 75 leves- y 9.691 desplazados en 18 refugios en Sentani, que sufren carencias por la dificultad de distribuir la ayuda y están en algunos casos abarrotados.
“El aumento en el número de desplazados se debe al trauma y miedo de que ocurran nuevas inundaciones”, dijo Sutopo en un comunicado. Según el pastor protestante Steven Halim, que reside en Jayapura y asiste a las víctimas, la fuerza del agua era tal que “arrastró rocas del tamaño de coches” y arboles enteros, mientras que en algunas zonas bajas de Sentani el agua todavía llega hasta el pecho de los residentes.
“Algunas de las casas están arrasadas y solo se ven los cimientos”, declaró a Efe en conversación telefónica Halim. Más de 2.000 efectivos de varias organizaciones colaboran en la búsqueda y rescate de víctimas o en el cuidado de los supervivientes en comedores o servicios médicos improvisados, entre otros.
Halim indicó también que no ha dejado de llover cada noche desde el sábado y que hoy han continuado las lluvias durante todo el día, lo que ha provocado el desborde del lago Sentani, además de bloquear carreteras y aislar a familias en sus hogares.
Las inundaciones y corrimientos de tierra afectan cada año a Indonesia durante la estación de lluvias, cuyo momento álgido transcurre entre diciembre y febrero.