Los miembros de la familia de Madiba -como se conoce a Mandela en su país-, sus empleados, los centros educativos por los que pasó y el que fuera su partido, el antes clandestino y hoy gubernamental Congreso Nacional Africano (CNA), se beneficiarán del reparto de su patrimonio, valorado en más de 3 millones de euros.
Así lo anunció el magistrado Dikgang Moseneke en una conferencia de prensa celebrada en la sede de Johannesburgo de la Fundación Mandela, en la que estuvo acompañado por los otros dos custodios del documento, el también juez Themba Sangoni y el exabogado y amigo de Madiba George Bizos.
Según revela el testamento -redactado el 12 de octubre de 2004 y enmendado por última vez en 2008- las tres hijas que sobreviven a Mandela y su vástago Makghato, que falleció en 2005, ya recibieron de su padre 300.000 dólares (unos 222.000 euros) cada uno.
A varios de sus nietos y a dos hijos de su viuda, Graça Machel, con la que Mandela no tuvo descendencia, les corresponde una cantidad similar, y a los hijos políticos de Machel -hijos de su anterior marido, el difunto presidente mozambiqueño Samora Machel- y al resto de nietos de Madiba unos 6.600 euros.
Por lo que respecta a las propiedades, Mandela lega la casa de la localidad en que creció, Qunu, en la sureña provincia del Cabo Oriental, al NRM Trust, la sociedad que administra el patrimonio familiar.
El derecho a vivir en la lujosa mansión del barrio de Houghton en Johannesburgo, donde murió Mandela, corresponderá al nieto de más edad del expresidente, Mandla Mandela.
Machel, con quien el antiguo líder estaba casado en sociedad de bienes gananciales, ha renunciado a sus derechos sobre la herencia, pese a que podría reclamar legalmente el 50 por ciento del patrimonio del que fuera su marido.
La renuncia de Machel es condición necesaria para que se haga efectivo el pago de las cantidades fijadas para sus hijos.
Los beneficios llegan también a quienes trabajaron para Mandela, en su actividad política y también en el día a día de su vida doméstica.
La célebre secretaria de Madiba, Zelda La Grange, recibirá 50.000 rands (más de 3.300 euros), la misma cantidad que las limpiadoras, cocineras y el resto de personal que se ocupó del cuidado de las residencias de Mandela desde que salió de la cárcel.
“Nunca pensé que se acordara de mí. Más que un jefe fue un padre” , dijo a los medios la que fue su cocinera durante más de dos décadas, Xoliswa Ndoyiya, presente en la rueda de prensa.
Con su testamento, Mandela demostró una vez más el valor que le dio a la educación, y deja más de 6.600 euros a todas las instituciones educativas por las que pasó a lo largo de su vida, para que las utilicen en la administración o en la concesión de becas.
La escuela de secundaria de Qunu, la universidad de Fort Hare o el instituto de Orlando West -el barrio de Soweto donde vivió el expresidente- son algunos de los centros beneficiarios.
Al final del evento, el abogado Bizos alabó entre lágrimas de emoción la decisión de Mandela, asegurando que la educación debe ser una prioridad absoluta a la hora de gastar el dinero.
Por otra parte, el NRM Trust recibirá un millón y medio de rands (casi 100.000 euros) y los beneficios de sus derechos de imagen.
De estos últimos ingresos, la sociedad de gestión familiar deberá pagar al CNA entre el 10 y el 30 por ciento, para que el partido lo utilice según su criterio, “particularmente en las políticas y principios de reconciliación entre el pueblo de Sudáfrica” , apunta el testamento.
Los familiares más directos de Nelson Mandela fueron informados del legado en la misma sede de la fundación, minutos antes de que el documento se hiciera público.
Según Mosoneke, ningún miembro del clan puso objeciones al testamento, que fue sacado a la luz para dotar al proceso de “total transparencia” , según el propio juez.
La prensa sudafricana ha informado en los últimos meses de varios enfrentamientos entre Zenani y Makaziwe Mandela por el control de la herencia y el liderazgo del clan.
Makaziwe y Zenani Mandela -dos de las tres hijas del exmandatario- pidieron en los tribunales la destitución de los directores de dos empresas de gestión del patrimonio de su padre, supuestamente para lograr el control de las dos compañías.
Las dos hijas de Mandela, que acabaron retirando la demanda, consideraban que éstos -entre los que está George Bizos- no habían sido designados por su padre, tal y como ellos defendieron, y exigen los estatutos de las empresas.